Debe su nombre la calle y la travesia a que estuvo hasta el siglo XX la nunciatura apostólica del papado en España.
Ocupa el solar de unas casas que pertenecieron, entre otros, a Doña Mencia de la Cerda, marquesa del Valle, a doña Catalina Luján, ypor su testamento a Rodrigo Calderón, marqués de Sieteiglesias. Su caida en desgracia y su ajusticiamiento hizo que Felipe III en 1618 destinara estas casas para residencia del Nuncio en Madrid, siendo reconstruidas entre 1647 y 1658 por Francisco Bautista. En 1681, parte de estas casas fueron adquiridas por la Santa Sede para establecer el Tribunal de la Nunciatura, siendo remodeladas para tal efecto por el arquitecto José de Villarreal, como así demuestra una inscripción en el zaguán de la entrada. Posteriormente, a principios del siglo XVIII, el nuncio Pompeyo Aldrovandei compró el resto de la propiedad, encargando a Manuel de Moradillo una reforma que realizada entorno a 1735 dio al edificio su aspecto actual. En 1771, el edificio pasó también a albergar el Tribunal de la Rota, que había sido creado por el papa Clemente XIV el 26 de marzo de ese mismo año, y que se situó en la planta baja del Palacio. Ambas instituciones convivieron en el edificio hasta 1932, año en que la II República secularizó el matrimonio y negó toda eficacia a las sentencias de los tribunales eclesiásticos, con lo que la Rota quedo suprimida hasta que el 7 de abril de 1947, y a petición del gobierno español, el papa Pío XIII volvió a restablecer el Tribunal. En 1958, el edificio fue adquirido por el Ministerio del Ejército, quien dos años después instaló en él las dependencias de la Vicaría General Castrense, excepto en el ala derecha de la planta baja, que fue cedida a la iglesia para que siguiera albergando la Rota. Su denominación actual se produjo el 1 de enero de 1988, cuando la Vicaría se transformó en el Arzobispado Castrense de España. En cuanto al edificio, se trata del típico palacio del barroco madrileño, aunque presenta elementos de influencia italiana y francesa. La fachada principal, que da a una pequeña plazoleta, presenta una portada almohadillada aunque sencilla. La planta se distribuye entorno a un patio rectangular al que se accede por un vestíbulo de entrada, y en donde destaca la galería de la planta baja cubierta por bóvedas de arista. Actualmente se encuentra protegido por el Plan Especial de Protección y Conservación de Edificios y Conjuntos de Interés Histórico-Artístico de la Villa de Madrid.
Ocupa el solar de unas casas que pertenecieron, entre otros, a Doña Mencia de la Cerda, marquesa del Valle, a doña Catalina Luján, ypor su testamento a Rodrigo Calderón, marqués de Sieteiglesias. Su caida en desgracia y su ajusticiamiento hizo que Felipe III en 1618 destinara estas casas para residencia del Nuncio en Madrid, siendo reconstruidas entre 1647 y 1658 por Francisco Bautista. En 1681, parte de estas casas fueron adquiridas por la Santa Sede para establecer el Tribunal de la Nunciatura, siendo remodeladas para tal efecto por el arquitecto José de Villarreal, como así demuestra una inscripción en el zaguán de la entrada. Posteriormente, a principios del siglo XVIII, el nuncio Pompeyo Aldrovandei compró el resto de la propiedad, encargando a Manuel de Moradillo una reforma que realizada entorno a 1735 dio al edificio su aspecto actual. En 1771, el edificio pasó también a albergar el Tribunal de la Rota, que había sido creado por el papa Clemente XIV el 26 de marzo de ese mismo año, y que se situó en la planta baja del Palacio. Ambas instituciones convivieron en el edificio hasta 1932, año en que la II República secularizó el matrimonio y negó toda eficacia a las sentencias de los tribunales eclesiásticos, con lo que la Rota quedo suprimida hasta que el 7 de abril de 1947, y a petición del gobierno español, el papa Pío XIII volvió a restablecer el Tribunal. En 1958, el edificio fue adquirido por el Ministerio del Ejército, quien dos años después instaló en él las dependencias de la Vicaría General Castrense, excepto en el ala derecha de la planta baja, que fue cedida a la iglesia para que siguiera albergando la Rota. Su denominación actual se produjo el 1 de enero de 1988, cuando la Vicaría se transformó en el Arzobispado Castrense de España. En cuanto al edificio, se trata del típico palacio del barroco madrileño, aunque presenta elementos de influencia italiana y francesa. La fachada principal, que da a una pequeña plazoleta, presenta una portada almohadillada aunque sencilla. La planta se distribuye entorno a un patio rectangular al que se accede por un vestíbulo de entrada, y en donde destaca la galería de la planta baja cubierta por bóvedas de arista. Actualmente se encuentra protegido por el Plan Especial de Protección y Conservación de Edificios y Conjuntos de Interés Histórico-Artístico de la Villa de Madrid.
Sin noticias sobre su fundación exacta, se trata de una de las iglesias más antiguas de Madrid puesto que ya aparece citada en el Fuero de 1202. En un principio, estuvo ubicada cerca de la fuente de Puerta Cerrada, trasladándose a su emplazamiento actual de la calle del Nuncio en tiempos de Alfonso XI, tras la toma de Algeciras a los musulmanes en 1345. Conocida durante el Antiguo Régimen como San Pedro el Real, en el arreglo de 1891 perdió su rango parroquial en favor de la iglesia de la Paloma, convirtiéndose en anejo de la Parroquia de Nuestra Señora del Buen Consejo. A partir de ese momento, la Paloma adoptó el nombre de San Pedro el Real, con lo que esta centenaria iglesia empezó a ser conocida como San Pedro el Viejo, nombre con el que en la actualidad se la continúa conociendo. En cuanto al edificio actual, podemos decir que ha sido el resultado de diversas reformas y añadidos que se han ido sucediendo a lo largo de su historia. Probablemente, la parte más antigua sea la torre mudéjar que podría datar de mediados del siglo XIV. Construida toda ella en ladrillo, su decoración es sencilla, destacando los arcos de herradura de las ventanas. Al lado de la torre, nos encontramos con una portada renacentista que Tormo fecha hacia 1525. En el interior, destacaremos en primer lugar la cabecera nervada de la nave de la epístola, que podría ser del siglo XV. En cuanto a la cabecera principal y las tres naves, datan de la primera mitad del siglo XVII, periodo en el que el templo fue reformado a iniciativa del arzobispo de Brindisi, don Lorenzo Reinoso. En la cabecera de la nave izquierda se encuentra una capilla fundada por Francisco Luján en el siglo XVI, y en donde estuvo el sepulcro de su hermano Fray Antonio de Luján, obispo de Mondoñedo, y que hoy se encuentra en el Museo Arqueológico Nacional. En el reinado de Carlos II se sustituye el abside rectangular por uno de planta rectangular. Era lugar de enterramiento de los Vargas, dueños de muchas casas en los alrededores de la esta iglesia. Su aspecto actual es el de la restauración de 1980.
Subida por la Travesia del Nuncio, junto a la iglesia de San Pedro, nos lleva ala calle del Nuncio y por aqui a la plaza de Puerta Cerrada.
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