Colina del Esquilino
Es una plaza semicircular situada en las cercanías de la
Estación de Roma Termini. En ella se encuentran los restos de las Termas de Diocleciano, Museo de las Termas.
Es un importante nudo de comunicaciones de la ciudad, pues
de ella parte la Via Nazionale, que comunica el área de la estación central con
la de Piazza Venezia. Aparte se encuentra en ella la estación de metro de Roma
Repubblica - Teatro dell’Opera.
Antiguamente era conocida como plaza de la Exedra, por haber
sido construida encima del antiguo emplazamiento de la exedra del edificio de las Termas de Diocleciano.
Los pórticos alrededor de la plaza fueron
construidos en el siglo XIX por Gaetano Koch en memoria de las antiguas
construcciones que se hallaban en el lugar.
Por el contrario, la Basílica se
construyó aprovechando un ala de las propias Termas.
La fuente de esta plaza, Fuente de las Nayades, era
antiguamente parte del acueducto de Aqua Marcia. Su construcción se inició por
orden de Pío IX en 1870 y fue finalizada en 1888. Originalmente había cuatro
leones de yeso diseñados por Alessandro Guerrieri, que fueron sustituidos en
1901 por las esculturas de las náyades realizadas por Mario Rutelli.
Las náyades representadas son la Ninfa de los Lagos
(sosteniendo un cisne), la Ninfa de Los Ríos (estirada sobre un monstruo de
río), la Ninfa de los Mares (montada sobre un caballo que simboliza el mar) y
la Ninfa de las Aguas Subterráneas (inclinada sobre un extraño dragón). En el
centro se encuentra el grupo Glauco que simboliza el triunfo de la Humanidad
sobre la Naturaleza.
Estación Termini
Museo de las Termas de Diocleciano
Basílica de Santa María de los Ángeles y los Mártires
La dedicación a los mártires hace referencia al dato que afirma la hagiografía cristiana, según el cual las termas de Diocleciano fueron construidas con el trabajo de cristianos hechos esclavos.
El edificio fue diseñado en 1562 por Miguel Ángel sobre la
base del aula central de las Termas, a solicitud de papa Pío IV y del sacerdote
siciliano Antonio del Duca.
Miguel Ángel se limitó a recubrir algunos muros y a
restaurar un aula del tepidarium, creando así un edificio eclesiástico del todo
particular: dilatado de modo lateral en vez de longitudinalmente.
El ingreso a
la iglesia se hace a través de un vestíbulo circular, también de origen romano,
y termina en un profundo presbiterio, donde se encuentra el coro de los
cartujos, a quienes se confió esta iglesia una vez terminada.
Durante el siglo XVIII se realizaron los trabajos de Luigi
Vanvitelli (1750), quien decoró el sobrio interior de Miguel Ángel según el
estilo de la época y se encargó de transportar a Santa María de los Ángeles los
grandes retablos de altar de la basílica de San Pedro en el Vaticano, en donde
habían sido reemplazados por copias hechas en mosaico con el fin de
conservarlos mejor (estaban amenazadas por la humedad).
De este modo, Santa María de los Ángeles se transformó en
una rica pinacoteca con obras del siglo XVI al siglo XVIII, entre ellas el
Martirio de San Sebastián de Domenichino, la Caída de Simón el Mago de Pompeo
Batoni, el Bautismo de Jesús de Carlo Maratta, y la Misa de San Basilio de
Pierre Subleyras. En el transepto se encuentra un retablo de Giovanni Odazzi.
En esta iglesia se encuentran enterrados Salvator Rosa,
Carlo Maratta, Armando Diaz, Paolo Emilio Thaon de Revel y Pío IV. Actualmente
se suele utilizar para funerales de estado o personajes del ejército italiano.
En el convento de los Cartujos, ubicado junto a la basílica,
se encuentra una de las secciones del Museo Nacional Romano.
La gran meridiana solar de Francesco Bianchini, situada bajo
el crucero del templo, fue construida sobre diseños de Miguel Ángel, a solicitud
del papa Clemente XI e inaugurada el 6 de octubre de 1702. Su fin era, más allá
de competir con el reloj semejante entonces existente en San Petronio en
Bolonia, demostrar la exactitud del Calendario Gregoriano y determinar la fecha
de la Pascua cristiana en el modo más coherente posible con los movimientos del
Sol y la Luna.
Funciona como gnomon un agujero por el cual la luz solar, al
cénit, cae en un punto variable y medido por la línea de bronce de cerca de 45
metros de largo trazada en el suelo. La llegada de las estaciones es
representada por las figuras de las señales zodiacales incrustadas en mármol y
dispuestas a lo largo de la línea. En un extremo se encuentra la señal de
Cáncer, que representa el solsticio de verano, y en el otro la de Capricornio,
que representa el solsticio de invierno.
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