lunes, 19 de abril de 2021

Bartolomé Ramírez de Arellano. Primer marqués de Gelo, 1646-1715.

Bartolomé Ramírez de Arellano. Primer marqués de Gelo, 1646-1715.

Gelo de Torregrosa, que por otro nombre se llama Gelo de Cabildo. Sevilla. Municipio de Benacazón.

            


Creado por Carlos II

Fecha del decreto 05-01-1681

Por Carta/Decreto de 11-05-1694

Primer titular Bartolomé Ramírez de Arellano y Toledo, primer marqués de Gelo

Los pleitos del marqués de Gelo en el fondo de la Real Audiencia del Archivo Histórico Provincial de Sevilla. Nuevas fuentes documentales para el estudio de los fundadores de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla. Juan Cartaya Baños. Universidad de Sevilla, 2013.

Nace a finales de agosto de 1646.

Es bautizado en la parroquial de San Bartolomé el sábado 1 de septiembre de 1646.

Hijo del veinticuatro de Sevilla Luis Ramírez de Arellano y de Catalina Manuela de Toledo Enríquez, de la Casa de los señores de Bolaños, marqueses de Villamagna-Villamaina-.

Catalina Manuela de Toledo Enríquez era hija de don Alonso de Toledo y de doña María Enríquez de Guzmán, marqueses de Villamaina, señores de Bolaños, natural el primero de Madrid y la segunda de Cedillo. Eran sus abuelos don Luis de Toledo y doña Catalina de Espinosa, señores de Villafranca del Castillo, y naturales de Madrid (don Luis) y de Martinmuñoz de las Posadas (doña Catalina). Sus bisabuelos eran don Pedro Núñez de Toledo y doña Leonor de Mendoza; don Diego de Espinosa, alcalde mayor y comendador del Campo de Criptana en la orden de Santiago (había ingresado en ella en 1567), sobrino del cardenal don Diego de Espinosa, y doña María de Arévalo; y don Antonio Álvarez de Toledo y Luna y doña Antonia Enríquez de Guzmán, condes de Cedillo, natural don Antonio de Torrijos y la condesa de Madrid, estos últimos notorios descendientes de conversos.

Los recursos allegados por sus abuelos paternos, el capitán Fernán López Ramírez y doña María de Arellano, y los que obtendría por vía de su familia materna, los Toledo harían de don Bartolomé un aristócrata acomodado, aunque debido a los dispendios y prodigalidades realizados por don Luis, su padre, parte de su patrimonio se vería comprometido hasta su propio matrimonio.

El 3 de noviembre de 1625, ante el escribano Alonso Rodríguez Muñoz, Fernán López Ramírez y María de Arellano fundaban el mayorazgo de Gelo. El 25 de junio de 1629, en Madrid, se formalizaba la escritura de venta de las alcabalas de la villa de Gelo de Torregrosa, que por otro nombre se llama Gelo de Cabildo, a favor de Luis Antonio Ramírez de Arellano, estimadas dichas alcabalas en 10.150 maravedís de renta anual, a 30.000 el millar sin jurisdicción, para gozar desde el 18 de mayo de ese año en adelante. La hacienda importaba un total de 148.404.900 maravedíes.

Bartolomé Ramírez de Arellano casa en 1668 con la riquísima heredera doña María Josefa Moreno de Vega. Recibe una cuantiosísima dote que le permitiría saldar el pago de sus deudas Este sólido caudal se vio aumentado con el fallecimiento de su madre y de su abuela política.

Don Bartolomé había otorgado con su mujer, doña María Josefa Moreno de Vega, capitulaciones matrimoniales ante el escribano de Marchena Luis de los Ríos, el 4 de julio de 1668. La novia era hija de don Jerónimo Moreno de Vega, rico hacendado de la localidad:

La madre de don Bartolomé muere el 19 de julio de 1678 y es sepultada el día siguiente, en 20 de Julio de 1678 se trajo a enterrar de la Parroquia de santa Catalina a esta Iglesia del Sr. San Bartolomé el Cuerpo de Doña Catalina de Toledo. Viuda que fue de D. Luis Ramírez de Arellano.

Don Bartolomé Ramírez de Arellano daba poder a don Andrés de Quirós, vecino de Marchena, para cobrar la herencia de la abuela de su mujer, doña María Navarrete de Vega, caso de que falleciera y ellos no estuvieran en la Villa.

Pudo don Bartolomé poner al día su propio patrimonio, mejorando su finca de Gelo y rescatando oficios que había tenido hasta entonces arrendados, como el de tesorero de la Casa de la Moneda sevillana. Contribuiría a la fundación de la nueva Maestranza en 1670, y se mudaría a la collación de moda, la de san Miguel, arrendando sus casas de san Bartolomé.

Adquiría el marquesado de Gelo en 1681, heredando posteriormente el de Villamaina.

 

            El 28 de febrero de 1676 doña Catalina de Toledo otorga carta de poder a su yerno, don Cristóbal Velasco de la Cueva, para transigir frente a su hermano, don Luis de Toledo Enríquez, marqués de Villamaina, en la partición de los bienes de sus padres, don Alonso de Toledo y Mendoza y doña María Enríquez de Guzmán. El 16 de marzo se otorgaba escritura de transacción de dicha partición.

Ya viudo don Bartolomé, tras la muerte de su mujer en 1693, el marqués trasladará algún tiempo después su domicilio principal a la corte de manera permanente, posiblemente con el fín de tratar de medrar en aquella, pasando a vivir a las casas del mayorazgo de Villamaina en la calle de Alcalá, que posteriormente dejaría de utilizar, arrendándolas y mudándose a otra finca en la calle Nueva de la villa: este traslado, y el elevado nivel de vida del que usó (y abusó) desde su llegada a Madrid, embrollarían no poco su hacienda, provocándole poco tiempo después urgentes necesidades de liquidez. Sufre el embargo judicial que obtuvo sobre sus bienes en Sevilla su único yerno, don Hermenegildo Hurtado de Mendoza, a quien tenía arrendada la finca familiar de Gelo -por la que nunca llegaría a pagarle- y que le reclamaría desde 1705 la entrega de la dote de su esposa Catalina, hija primogénita del marqués-además de una cantidad anual en concepto de alimentos. Por lo que habrá pleito.

Don Bartolomé muere en Madrid el 13 de febrero de 1715, siendo enterrado en la parroquia de san Sebastián. Otorga testamento el 13 de abril de 1714. En su testamento se quejaba de su pobreza y del desamparo en el que dejaba con su muerte a sus hijos, buena parte de ellos minusválidos: cuatro de ocho que sobrevivían, de trece en total que había tenido. El segundo varón, don Tomás, heredaría los títulos y sería nombrado por su padre tutor y curador de sus hermanos. Tomás Ramírez de Arellano Enríquez de Guzmán, segundo marqués de Gelo.

Pleitos familiares de don Bartolomé Ramírez de Arellano. Primer marqués de Gelo entre 1705 y 1705.

El primer marqués y su yerno estuvieron envueltos en muy agrios litigios judiciales, sin descanso alguno, en un ámbito temporal de una decena de años. La situación se resuelve tras la emisión de una Real Cédula por Felipe V en 1718 ya muerte don Bartolomé y pleiteando su hijo don Tomas, segundo marqués de Gelo.

          El primero de los litigios al que hace frente don Bartolomé, entre 1705 y 1718, sería disputado entre don Bartolomé y su hijo don Tomás, primer y segundo marqués de Gelo, por un lado, y su yerno y cuñado-respectivamente, don Hermenegildo Hurtado de Mendoza y Córdoba, por el otro. Doña Catalina Manuela Ramírez de Arellano, hija primogénita del primer marqués de Gelo casa con don Hermenegildo Hurtado de Mendoza en 1697. En este primer litigio don Hermenegildo Hurtado de Mendoza y Córdoba reclama su dote, las anualidades de alimentos que según él le correspondían y la posesión de diversos bienes y mayorazgos, al ser su mujer la hija primogénita. Esta reclamación provocaría que cautelarmente la Audiencia de Sevilla embargara los bienes del marqués en dicho reino, dando el uso temporal de sus rentas a Hurtado, embargo del que este se beneficia usando de sus buenas relaciones y de su condición de secretario del secreto y después de fiscal del tribunal del Santo Oficio de Sevilla. La suma total de las rentas de los mayorazgos, según don Hurtado, importaba un total de 261.057 reales al año (al cambio, algo más de 25.000 ducados), solicitando por ello la concesión de un porcentaje anual de aquellas en concepto del pago de los alimentos que se le adeudaban. Viendo los diversos documentos y las sucesivas alegaciones remitidas por unos y por otros, los oficiales de la Audiencia de Sevilla desestimando la petición de don Hurtado de Mendoza que solicitaba al menos 2.000 ducados anuales en concepto de alimentos, a cuenta del pago de la dote que se le debía y le conceden concediéndole 1.000 ducados por año. Don Bartolomé recurre y el monto queda en 800 ducados anuales. Por lo que entendía como un abuso por parte de su yerno protestaba el marqués en su testamento:

 El segundo de estos litigios, entre 1706 y 1708, sería litigado por doña Teresa Ramírez de Arellano, hija bastarda del marqués, profesa en el convento del Espíritu Santo de Sevilla, en nombre de dos de sus hermanastras, Francisca y Rosa, seglares- niñas aún- en dicho cenobio, con el mismo Hurtado de Mendoza. Pleito de reclamación de alimentos para dos hijas, menores, del marqués de Gelo a don Hermenegildo Hurtado de Mendoza y Córdoba, su cuñado. El jueves 8 de julio de 1706, doña Teresa Ramírez de Arellano, hija bastarda del marqués de Gelo que tenía por entonces unos veintiocho años y que había profesado en el convento del Espíritu Santo, contiguo a la parroquial de san Juan de la Palma de Sevilla reclama por carta a su cuñado, que gozaba por aquel entonces de la administración judicial de las rentas de su suegro en Sevilla, que asistiera económicamente a las pequeñas Rosa (Rosita) y Francisca (Frasquita),sus pequeñas medio hermanas minusválidas, seglares en el convento y dejadas en él por su padre Gelo a su marcha a la Corte, para poder atender el pago de su manutención y de su necesario ajuar. Esta solicitud pareció ser prontamente atendida por don Hermenegildo. Pero seis meses después, estos fondos no habían llegado a las hijas del marqués de Gelo. El procurador de don Hurtado contestaba, que había acudido a pagar parte de la deuda, y que seguiría haciéndolo con moderación. A pesar del mandato en firme de los jueces y oidores de la Audiencia ordenando que don Hurtado entregara a doña Teresa el dinero restante este no llegara hasta el 1 de marzo de 1708.

          Por último, el tercero sería pleiteado entre don Tomás, segundo marqués, y su cuñado Hurtado de Mendoza entre 1715 y 1718, continuando la primera de las causas, que no se había concluido al fallecimiento de don Bartolomé. Tras la muerte de don Bartolomé el 14 de febrero de 1715, don Hurtado y su mujer repudiarían seguidamente la herencia del primer marqués tras la lectura de su testamento, haciéndose inventario de los bienes del difunto entre el 21 de febrero al 4 de marzo, con el fín de pagar sus deudas. Don Bartolomé debía un total de 266.356 reales, una cantidad equivalente a sus rentas totales de cerca de dos años. Don Hurtado solicita que su mujer como hija mayor legítima del finado tome posesión de los estados de su padre. Don Tomás reclama a su cuñado don Hurtado el pago de todas las rentas pendientes por el arrendamiento de Gelo, que este nunca había liquidado. El 2 de diciembre de 1715 se daría una primera sentencia del pleito en favor de don Tomás, tras recibirse en la Audiencia una real provisión dada en el Consejo real a 7 de noviembre de 1715. Aunque don Hurtado sique evitando cumplir con las resoluciones a las que las sucesivas sentencias le obligaban, evitando entregar a su cuñado las rentas de sus bienes en Sevilla. Finalmente, nada menos que dos años después, en 1718, el Real Consejo y en su nombre el doctor don Juan del Castillo la Concha, alcalde de Casa y Corte y corregidor de Madrid y su tierra, obligaría a las justicias de la sala tercera de la Audiencia sevillana a dar por definitiva la posesión de los bienes familiares a don Tomás en virtud del cumplimiento del testamento de su padre, obligando a inquilinos, colonos y arrendadores a que le pagaran las rentas que se le debían. Se daría auto definitivo al efecto en la sala tercera de la Audiencia de Sevilla el 14 de mayo de 1718.

 

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