miércoles, 23 de abril de 2008

El Monasterio agustino de Nuestra Señora de la Vid. Burgos.

El Monasterio de Nuestra Señora de la Vid se encuentra situado en la N-122 que une Valladolid y Soria, a 18 Km. de Aranda de Duero, en dirección a Soria; a orillas del río Duero.
En torno al año 1140 Sancho Ansúrez y Domingo Gómez de Campdespina, dos nobles castellanos, que habían profesado en la abadía francesa de San Martín de Laón regresaron a Castilla en donde fundaron las dos primeras abadías premonstratenses españolas. Sancho Ansúrez, con la eficaz ayuda de su poderosa familia, fundó el monasterio de Santa María de Retuerta y Domingo Gómez de Campdespina el de Santa María de Monte Sacro, situado en la orilla derecha del Duero a unos dos kilómetros del emplazamiento actual del monasterio. Pocos años depués, en 1152, Alfonso VII confirmaba a la Iglesia de Santa María de Monte Sacro, a su abad Domingo y a sus sucesores la propiedad de "illo loco qui vocatur Vide", poniendo como condición que "ibi sub beati Augustini regula commorantes abbatiam constituatis". Las obras de construcción de la primitiva abadía duraron seis o siete años, según recoge alguna de las crónicas premonstratenses que se conservan en el archivo del monasterio, lo que permite suponer que alrededor de 1160 la comunidad de Monte Sacro se había instalado ya en el nuevo monasterio vitense. El primitivo monasterio, edificado según los cánones del románico, se vio favorecido desde su fundación por la protección de los monarcas castellanos Alfonso VII, Alfonso VIII y sus inmediatos sucesores. En 1288 Sancho IV concedió a la comunidad premonstratense los medio necesarios para renovar y ampliar el monasterio, adecuando las primeras construcciones a las necesidades de la abadía, de la que dependían entonces otras quince y que poseía ya un patrimonio territorial importante. Los siglos medievales vieron alternar el románico con el gótico; los abades extendieron su poder más allá de los muros del monasterio, convirtiéndose en auténticos señores feudales, rectores en lo espiritual y en lo temporal de los canónigos y de sus vasallos. Al llegar el siglo XVI se inició otro capítulo de la historia del monasterio. Don Íñigo López de Mendoza, miembro de la familia condal de Miranda, consiguió en 1516 que el papa le concediese el nombramiento de abad comendatario. El deseo de convertir la abadía en el panteón de su familia, le llevó a proyectar y ejecutar profundos cambios en el edificio monástico. Se levantó entonces un nuevo claustro, sustituto del anterior románico, y se construyó la actual iglesia. Además, Don Íñigo se preocupó de la reforma religiosa de los canónigos vitenses, suprimiendo la perpetuidad en el gobierno de los abades que a partir de entonces fueron trienales.Durante los siglos XVII y XVIII el monasterio se completó hasta adquirir las proporciones que hoy conserva. En esos doscientos años se construyeron nuevos claustros, tres cuerpos de la Iglesia, el coro, el refectorio y, finalmente, en 1798, la impresionante biblioteca.Treinta y siete años depués las leyes desamortizadoras de 1835 ponían punto final a la presencia premonstratense.Tras treinta años de desolación y abandono, durante los cuales el monasterio se vio sometido a un auténtico espolio perdiendo los fondos seculares de su biblioteca y gran parte de las numerosas obras de arte conservadas por la comunidad premonstratense, la abadía fue adquirida por la Provincia de Filipinas de la Orden de San Agustín, que la destinó a casa de estudio y formación de sus religiosos. De la Vid salieron centenares de misioneros que realizaron una tarea apostólica grandiosa en Filipinas, donde fundaron y administraron pueblos, parroquias, iglesias, capellanías, escuelas, colegios y una universidad. De la Provincia de Filipinas nació, en 1926, la Provincia Agustiniana de España, a la que se adjudicó, junto a otras casas, el monasterio de la Vid como centro de formación y estudio de la nueva Provincia. En la actualidad la antigua abadía, que continúa desarrollado una intensa labor cultural desde la Biblioteca, el Archivo y el Museo, se ha convertido en la sede del Noviciado Interprovincial de los Agustinos españoles.


La ESPADAÑA, en su género, es una de las obras fundamentales del barroco castellano. Construida en el primer tercio del siglo XVIII bajo la dirección de los maestros Domingo de Izaguirre y Diego de Horna, sustituye a la anterior portada gótica. La parte inferior, presidida por una imagen de Santa María de la Vid, se desarrolla ba jo un arco triunfal de medio punto flanqueado por pilastras corintias, en cuyo interior se disponen, a mod de retablo, dos cuerpos sustentados por columnas. La parte superior, a la que con propiedad podemos llamar espadaña, esta formada por tres cuerpos de altura decreciente que adoptan un ritmo piramidal, apoyados sobre un amplio zócalo en el que se sitúa un gran óculo para iluminar el coro a cuyos lados se labraron sendos escudos de la casa ducal de Peñaranda.

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