Como evidencian sus necrópolis, los celtíberos están presentes en tierras del centro de España desde el siglo VI a.C, hasta el II a.C, cuando sus asentamientos caen en poder de Roma. En Torrejoncillo, la comunidad celtibérica que habitaba la zona tenía una ocupación fundamentalmen pastoril. El asentamiento de mayor entidad se localiza en el cerro de la Plaza de Armas a un kilómetro del actual emplazamiento de Torrejoncillo. La amplia y elevada meseta que forman las alturas calizas de esta zona del término de Torrejoncillo, unido a la presencia de agua; Fuente del Carretero, hacen del lugar el sitio idóneo donde resguardar y tener controlado de forma natural los rebaños. Junto al asentamiento de la Plaza de Armas el "castellum" de La Atalaya, torre circular de unos diez metros de diámetro que tenía una finalidad defensiva y de control del territorio, completaba la vigilancia y protección de la riqueza ganadera en unos lugares de pasto que aprovechaban la vega del río Gigüela que corre a menos de 8oo metros. Los yacimientos celtibéricos del término no parecen destruidos y alcanzan en sus restos materiales hasta el periodo romano, lo que sugiere que la población los abandonó o fue obligada a abandonarlos en un determinado momento con la romanización del lugar, situándose por grado o por fuerza en la llanura y en el valle del Cigüela, en lugares más favorables con los nuevos modelos productivos y de organización impuestos por los romanos. Completada la reconquista de estas tierras a lo largo del siglo XIII las actividades ganaderas aquí descritas serán el precedente de la las formas economicas encuadradas en el Honrado Concejo de la Mesta. El precdente de los desplazamientos de hombres y ganados para aprovechar pastos ya están en labores pastoriles que se remontan a la epoca celtíbera.
Así, la cañada de Los Chorros que unía Aragón y Andalucía procede de Teruel, de la sierra de Albarracín, entraba en la provincia de Cuenca por Huélamo y Tragacete, cruzaba la serranía por el oeste del cauce del río Jucar, seguía hacia la ciudad de Cuenca, la bordeaba por el sureste hacia el término de Villar de Olalla para en los de Jábaga y Albadalejito recoger los ganados que procedentes de Guadalajara traía la cañada de Rodrigo Ardaz. Desde aquí continuaba hacía el oeste de la ciudad de Cuenca bajando hacía la Alcarria por tierras de Cabrejas, Villarejo de la Peñuela, Villar del Horno, Naharros, Pineda, Horcajada, Valparaíso de Arriba y Abajo, Torrejoncillo del rey, Carrascosa y Palomares del Campo y Rozalén. Aquí por la cuesta de la Borgolla seguía a Uclés en donde se cruzaba con las de Beteta y Molina de Aragón y se dividía en dos ramales uno por Almendros, Torrubia del Campo y Pozorubio hacia Villacanas en Toledo donde se unía con la Soriana, y otro que abandonaba las tierras conquenses por Las Pedroñeras y Las Meses entrando en las de Ciudad Real por el término de Socuellamos. Seguía hacia el de Cuesta Blanca donde se dividía en dos ramales; uno hacia el Valle de Alcudia y el otro hacia Vilches y Linares por Tomelloso, Argamasilla de Alba, Alcubillas y Castellar de Santiago, cruzaba Sierra Morena y entraba en la provincia de Jaén por Aldeaquemada.
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