La calle de Alcalá. Comienza en la Puerta del Sol para terminar en la Avenida de la Hispanidad en el noroeste de la ciudad. Es la calle más larga de Madrid. En su tramo inicial atraviesa muchos de los puntos más emblemáticos de la capital, Puerta del Sol, Plaza de la Independencia, en la que se encuentra la Puerta de Alcalá, Plaza de Cibeles con su conocida fuente de la diosa o la plaza de Goya. La calle términa su recorrido "céntrico" cruzando la M-30, el primer anillo circunvalador de Madrid, a la altura de la famosa plaza de toros de Las Ventas. Esta es su zona más turística y monumental, la actividad comercial se centra en su tramo inicial, en la confluencia con la calle Goya en la plaza del mismo nombre y con Doctor Esquerdo en la plaza de Manuel Becerra. En un segundo tramo traviesa los distritos de Ciudad Lineal y San Blas. El area es principalmente residencial, sin embargo en este tramo alberga gran cantidad de comercios minoristas, especialmente de moda, y un Centro Comercial, El C.C. Alcalá Norte, en el cruce con la calle Arturo Soria. Este tramo termina al juntarse con la A-2 en la Plaza Eisenhower. La Calle de Alcalá es una de las más antiguas de Madrid. Su nacimiento, acorde con el Madrid de la época, fue espontanteo, ya que el Madrid de la Edad Moderna se caracterizó por la falta de toda planificación urbanística.
Su trazado surge a comienzos del siglo XV de un antiguo camino que nacía del entonces limite occidental de Madrid, la Puerta del Sol. La calzada conducía hacia el este, a Alcalá de Henares y hasta Aragón. Inicialmente recibió el nombre de calle de los Olivares, debido al Olivar que atravesaba y por el que se veía flanqueada. Cuando la reina IsabelI la católica mandó talar el olivar aledaño, debido a la cantidad de malhechores que se escondían en ellos, la calle perdió su anterior denominación. A medida que la población de la ciudad crecía, y especialmente a raíz del nombramiento de Madrid como capital de España en el siglo XVI, sus aceras se fueron poblando de mansiones de la aristocracia y de conventos, convirtiendo el antiguo camino en parte de la ciudad.
Su trazado surge a comienzos del siglo XV de un antiguo camino que nacía del entonces limite occidental de Madrid, la Puerta del Sol. La calzada conducía hacia el este, a Alcalá de Henares y hasta Aragón. Inicialmente recibió el nombre de calle de los Olivares, debido al Olivar que atravesaba y por el que se veía flanqueada. Cuando la reina IsabelI la católica mandó talar el olivar aledaño, debido a la cantidad de malhechores que se escondían en ellos, la calle perdió su anterior denominación. A medida que la población de la ciudad crecía, y especialmente a raíz del nombramiento de Madrid como capital de España en el siglo XVI, sus aceras se fueron poblando de mansiones de la aristocracia y de conventos, convirtiendo el antiguo camino en parte de la ciudad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario