miércoles, 2 de abril de 2008

Rozalen del Monte. Cuenca.

La iglesia parroquial de Rozalen, dedicada a San Bernabé, es del siglo XIII. Consta de una sola nave, con prebisterio recto y ábside semicircular. Forma parte del conjunto en la fachada meridional un cuerpo añadido de planta cuadrada en el prebisterio.
Tiene Rozalén su origen en un asentamiento mozárabe en el paraje conocido como Fuente Redonda en el que se sitúa una fuente que manaba de una roca. Así el significado de su nombre sería el de la "Roca del Agua o de la Fuente". Del Monte aparece en 1558 cunado Rozalén compra su privilegio de Villazgo por situarse junto a un monte cercano. Hay constancia escrita de su existencia desde fines del siglo XII.
La repoblación del extenso alfoz de Uclés se llevó a cabo durante el último tercio del siglo XI y primera mitad del XIII. La gran despoblación del territorio entre el Záncara y el Tajo exigía un labor repobladora de gran envergadura que fue encomendada a la orden de Santiago que la comienzan hacia 1174, más de veinte años después de la conquista del territorio.
Por el Norte limitaban los santiaguistas, con la tierra de Huete. Era Alcázar del Rey, posiblemente, el mojón indicador. En el siglo XV el Común de la Tierra de Uclés, uno de los cuatro que agrupaban las tierras de la actual provincia de Cuenca lo componían 10 aldeas, El Acebrón, Almendros, Fuente de Pedro Naharro, La Moraleja, Rozalén, Saelices, Tarancón,Torrubia, Tribaldos y Villarrubio, a las que se suman Pozorrubio y Horcajo en el s. XVI. El territorio y las aldeas pertenecieron al alfoz de Uclés durante toda la Edad Media. Algunas de menor entidad, Riánsares, Anchuelo, Membrillera, Alboer, Cabeza de Griego, fracasaron como tales a lo largo de este período convirtiéndose en dehesas o tierras de labor. Los vecinos de otras como Almaguer, Alcardete, Almoradiel se trasladaron a lugares más propicios donde se establecieron con otro nombre como es el caso de Corral de Almaguer, Villanueva de Alcardete o Puebla de Almoradiel o se dispersaron, quedando abandonadas las aldeas.
Pero las tierras conquenses no fueron solamente el solar de casas nobles y la base de la riqueza de muchos mayorazgos y señoríos sino que también constituyeron parte muy importante de las posesiones y poder de una de la ordenes militares con presencia en el reino de Castilla. La Orden de Santiago tenía su centro en la villa de Uclés sede del monasterio fundado por Alfonso VIII en el año 1174. Las tierras dadas por el monarca a la Orden constituyeron El Campo del Alfoz de Uclés que se administraba mediante la división en tres sexmos, los de Tribaldos, Riánsares y Saelices. La Orden de Santiago dominaba una extensión de 23.000 kilómetros cuadrados, que abarcaba doscientos núcleos de población y tenía poder sobre unas 200.000 personas. De sus posesiones la Orden recibía rentas anuales de 30 millones de maravedíes a fines del siglo XV. Las tierras de Uclés fueron el escenario donde se desarrollaron dos batallas con este nombre. Una fue la librada por el rey Alfonso VI en el año 1108 contra los almorávides y en ella la derrota del monarca supuso la caída de Huete, Ocaña y Cuenca. La otra batalla enfrentaría a las tropas del duque del Infantado, jefe de los ejércitos del centro, con los ejércitos franceses y esta derrota del ejército español supuso el abandono de la zona de Cuenca en manos de los invasores franceses y la marcha sin impedimentos de José I hacía Madrid.





































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