Madrid comenzó siendo un pequeño enclave amurallado que formaba parte de la red de fortificaciones y torres vigía que junto con otras muchas protegían Toledo de las incursiones de los castellanos y leoneses. Conforme fueron pasando los siglos las murallas de la, en principio pequeña guarnición, se fueron agrandando por las necesidades de salvaguardar la vida de un mayor número de habitantes y posteriormente, varios siglos después, como una necesidad meramente fiscal ante la imposibilidad de controlar el comercio y el cobro de aranceles, pasando primero de ser una muralla defensiva, a un muro y después a poco más que una cerca.
Primer recinto amurallado. El Mayrit musulmán.
Muhamed ben Abd al-Rahman mandó edificar la alcazaba o alcázar en el siglo IX hacia el año 855. A partir del alcázar, hacia el sur, se produce la construcción de una muralla que encierra un recinto pequeño, de entre ocho y nueve hectáreas, dotado de tres puertas, a saber, puerta de la Vega, arco de la Mezquita o puerta de Santa. María y puerta de la Xagra.
La muralla estaba formada por piedra de pedernal y caliza, arrancaba desde la fortaleza hasta la Puerta de la Vega y avanzaba diagonalmente por Capitanía General, donde se encontraba el Arco de Santa María, subía entre las calles Factor y San Nicolás, pasando por la Puerta de Xagra, y seguía hacia el norte hasta completar el cierre enlazando de nuevo con el alcázar. Los grandes sillares de su muralla dan lugar a una parte del lema de Madrid: "Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son". La primera parte sin duda se refiere a la gran abundancia de manantiales existentes en el suelo madrileño, mientras que la segunda tiene su origen, probablemente, en los rayos del sol en el ocaso del día, haciendo brillar las piedras de pedernal o tal vez a las chispas que hacían saltar de los recios sillares las flechas lanzadas por los diversos atacantes de la ciudad.
Muhamed ben Abd al-Rahman mandó edificar la alcazaba o alcázar en el siglo IX hacia el año 855. A partir del alcázar, hacia el sur, se produce la construcción de una muralla que encierra un recinto pequeño, de entre ocho y nueve hectáreas, dotado de tres puertas, a saber, puerta de la Vega, arco de la Mezquita o puerta de Santa. María y puerta de la Xagra.
La muralla estaba formada por piedra de pedernal y caliza, arrancaba desde la fortaleza hasta la Puerta de la Vega y avanzaba diagonalmente por Capitanía General, donde se encontraba el Arco de Santa María, subía entre las calles Factor y San Nicolás, pasando por la Puerta de Xagra, y seguía hacia el norte hasta completar el cierre enlazando de nuevo con el alcázar. Los grandes sillares de su muralla dan lugar a una parte del lema de Madrid: "Fui sobre agua edificada, mis muros de fuego son". La primera parte sin duda se refiere a la gran abundancia de manantiales existentes en el suelo madrileño, mientras que la segunda tiene su origen, probablemente, en los rayos del sol en el ocaso del día, haciendo brillar las piedras de pedernal o tal vez a las chispas que hacían saltar de los recios sillares las flechas lanzadas por los diversos atacantes de la ciudad.
La guarnición militar de Madrid fue atrayendo a una población civil progresivamente más numerosa. En un principio serían las familias de los guerreros, junto con gentes que venían a cubrir necesidades de éstos, como comerciantes, artesanos, jugadores, quincalleros, etc. La almudena pronto quedó insuficiente para una población creciente y ésta tuvo que albergarse fuera de la muralla, en los arrabales. La vecina colina de las Vistillas era el emplazamiento que ofrecía mejores posibilidades por su fácil comunicación con la ciudadela a través de la puerta de la Vega. Para salvar el cauce del arroyo de San Pedro, se construyó un puente que más tarde se conoció como alcantarilla de San Pedro. A principios del siglo XI la extensión de éstos era tres veces la del recinto amurallado. El alcázar estaría situado coincidiendo aproximadamente con la parte norte del actual Palacio Real. A continuación en dirección sur, se abriría la explanada del campo de maniobras en lo que actualmente sería el resto del Palacio y parte de la explanada de la Armería y por último cerrando el contorno en la parte más al sur estaría un pequeño grupo de población, ‘almudayna’, y la mezquita que estaba situada en el actual nº 88 de la calle Mayor, esquina con Bailén.
Alfonso VI de Castilla y León conquista Mayrit en el año 1083 y en los documentos cristianos aparece como Magerit. Según la tradición es en este momento cuando el día 9 de noviembre de 1085 se encuentra la imagen de la Virgen guardada allí durante el siglo VIII antes de la conquista de la villa a los visigodos por parte de los musulmanes. A lo largo del siglo XII se construye una nueva muralla, ampliándola por el sur y el este, para recoger la población de los arrabales siendo el más importante el de las Vistillas, primeramente ocupado por cristianos y después de la reconquista, por judíos y moriscos. La nueva línea defensiva tenía una forma aproximadamente circular, con cinco puertas y unas 33 hectáreas contra las 8 ó 9 del primer recinto. El recinto estaba formado por el Alcázar, puerta de la Vega, puerta de Moros, puerta Cerrada, puerta de Guadalajara y puerta de Balnadú cerrando el círculo. El arranque de la nueva muralla cristiana se cree era a partir de la torre Narigües próxima a la puerta de la Vega y cuyo exacto emplazamiento se desconoce a pesar de que se realizaron excavaciones en 1985 con el objetivo de encontrar sus vestigios siendo probable que estuviera en el número 12 de la calle Bailén donde aún pueden apreciarse algunos vestigios en la entrada del garaje de esta vivienda.
En el plano de Marceli de 1620 se observa que todavía no existe la fuente que plasmó Texeira en 1656. El inmueble encima de la leyenda de la Puerta aparece en el plano de Texeira dividido por una calle nueva, fruto de las remodelaciones que iba teniendo la villa.
Puerta Cerrada o de la Culebra o del Dragón.
Se la llama de la Culebra o del Dragón por tenerlo labrado en una de sus piedras. Hubo polémica de si el animal era dragón o culebra pero ya López de Hoyos escribió: “siendo yo de pocos años, me acuerdo que el vulgo llamaba a ésta puerta, La Puerta de la Culebra, por tener éste dragón labrado bien hondo”. Este símbolo estuvo presente en algunos de los escudos de Madrid. En cuando al nombre de “Cerrada” se da por seguro que es porque afectivamente así permanecía debido a que era estrecha y con revueltas en las que se escondía gente de noche para robar a los que la transitaban. Ya en 1532, el Concejo autorizó a la Villa para derribar un torreón al lado de la puerta que estaba ruinoso y en 1569 se hizo un ensanchamiento, lo que originó el nombre de Cerrada, ya que se cerro debido a la peligrosidad. En abril de 1639 se denunció el peligro y riesgo que suponía el lado que iba a la calle de la Puente, actual calle de Segovia, por culpa de unas cuevas que habían hecho los vecinos. Por esas fechas gran parte de las murallas habían desaparecido de la vista por haberse edificado casas a ambos lados de las mismas. Estaba situada en la plaza del mismo nombre, aunque no en el mismo lugar donde actualmente está la Cruz sino algo más al oeste, en dirección al Alcázar. Su aspecto, según los distintos planos de la época, fue el de un arco de estilo árabe y muy parecido al de la puerta de Alcántara, en Toledo. Puerta Cerrada fue demolida en una fecha sin aclarar aunque debió de ser a comienzos del siglo XVI, que es cuando se ampliaron las viviendas de la zona. Se construyó una nueva que desaparició en 1582 debido a un incendio, oponiéndose Felipe II a su reconstrucción, dando lugar a la plaza actual, como sucedió con casi todas las demás puertas de la muralla medieval.
Se la llama de la Culebra o del Dragón por tenerlo labrado en una de sus piedras. Hubo polémica de si el animal era dragón o culebra pero ya López de Hoyos escribió: “siendo yo de pocos años, me acuerdo que el vulgo llamaba a ésta puerta, La Puerta de la Culebra, por tener éste dragón labrado bien hondo”. Este símbolo estuvo presente en algunos de los escudos de Madrid. En cuando al nombre de “Cerrada” se da por seguro que es porque afectivamente así permanecía debido a que era estrecha y con revueltas en las que se escondía gente de noche para robar a los que la transitaban. Ya en 1532, el Concejo autorizó a la Villa para derribar un torreón al lado de la puerta que estaba ruinoso y en 1569 se hizo un ensanchamiento, lo que originó el nombre de Cerrada, ya que se cerro debido a la peligrosidad. En abril de 1639 se denunció el peligro y riesgo que suponía el lado que iba a la calle de la Puente, actual calle de Segovia, por culpa de unas cuevas que habían hecho los vecinos. Por esas fechas gran parte de las murallas habían desaparecido de la vista por haberse edificado casas a ambos lados de las mismas. Estaba situada en la plaza del mismo nombre, aunque no en el mismo lugar donde actualmente está la Cruz sino algo más al oeste, en dirección al Alcázar. Su aspecto, según los distintos planos de la época, fue el de un arco de estilo árabe y muy parecido al de la puerta de Alcántara, en Toledo. Puerta Cerrada fue demolida en una fecha sin aclarar aunque debió de ser a comienzos del siglo XVI, que es cuando se ampliaron las viviendas de la zona. Se construyó una nueva que desaparició en 1582 debido a un incendio, oponiéndose Felipe II a su reconstrucción, dando lugar a la plaza actual, como sucedió con casi todas las demás puertas de la muralla medieval.
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