Lo que hoy es la Plaza de España era parte de la calle de Leganitos que nacia en la plaza de Santo Domingo y llegaba al final del madrid urbano, ahora Princesa hasta Argüelles, y aquí se encontraba el puente y la fuente del mismo nombre que tenia el agua más apreciada de Madrid. Cervantes habla de ello y así no puede extañar que sea él y sus personjes más importantes los que ocupen el centro de esta Plaza. Esta fuente se surtía del viaje de Leganitos. Durante los trabajos de acondicionamiento del monumento a Cervantes se encontraron restos arqueológicos romanos. En época árabe, hubo en el solar de la plaza de España, numerosas huertas que aprovechaban para su riego las buenas aguas del arroyo de Leganitos, que atravesaba estos parajes. Según Mesonero Romanos las voces «Leganitos» y «Leganés» derivan del árabe y significan «huerta». Este arroyo nacía en la fuente de los Caños que, en el siglo XVII, pasó a llamarse de Leganitos y estaba en la calle homónima. Miguel de Cervantes, en Don Quijote de la Mancha, habla de esta fuente: «Otro libro tengo también, a quien he de llamar Metamorfoseos u Ovidio español, de invención nueva y rara; porque en él, imitando a Ovidio, a lo burlesco, pinto quién fue la giralda de Sevilla (...), los toros de Guisando, la sierra Morena, las fuentes de Leganitos y Lavapiés en Madrid...». El aspecto actual de la plaza arranca en 1898 con la construcción de la Royal Compagnie Asturienne de Minnes, esquina calle Bailén, de nacionalidad belga, considerada una de las obras más logradas de la arquitectura burguesa de finales del siglo XIX. El gusto francés destaca en la disposición de los templetes, que rematan el edificio, intentado darle aires de palacete cuando en realidad se trata de una casa de pisos. Obra de Manuel Martínez Ángel, este gusto artístico se desarrolló ampliamente en algunas zonas de Madrid, como el barrio de Salamanca y la Gran Vía. Hoy la Real Compañía Asturiana de Minas alberga las dependencias culturales de la Comunidad de Madrid.
La fachada está constituida por dos pilastras de orden compuesto, sobre las que descansa el frontispicio triangular del remate. En el centro está la puerta, decorada con un frontón semicircular con una ventana encima
Situada en la calle de San Leonardo, Junto a la Plaza de España. La antigua de San Marcos fue fundada sobre un pequeño oratorio en 1632 como anexo de la parroquia de San Martín. De la construcción del primitivo templo se encargó Marcos López en la década de 1660 y posteriormente Pedro de Ribera y José Benito de Churriguera continuaron las obras. Para conmemorar la victoria de las tropas de Felipe V en la batalla de Almansa, entablada el día de San Marcos de 1707, el propio monarca dispuso que se sustituyera el viejo templo, el cual era pequeño y poco capaz, por otro de nueva construcción. La muerte de Felipe V en 1746 no impidió su realización, comenzando las obras en 1749 bajo la dirección del arquitecto Ventura Rodríguez, siendo consagrado el 22 de abril de 1753. En 1836 se convirtió en parroquia independiente. La iglesia de San Marcos es considerada como una de las joyas de la arquitectura madrileña y una de las mejores obras de Ventura Rodríguez, el cual, junto con su esposa, estuvo enterrado en la propia bóveda del templo hasta que a finales del siglo XIX fue trasladado a la capilla de los arquitectos en la parroquia de San Sebastián. Restaurada por el arquitecto Francisco García Nava tras un incendio en 1925, en 1944 fue declarada Monumento Nacional.
Del edificio, destaca sobre todo la planta, muy original, la cual está formada por tres elipses, una de gran tamaño en el medio -sobre la que se levanta la cúpula-, y dos de menor tamaño en los extremos.
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