Hay varias tradiciones sobre la historia de la Virgen de la Almudena. Una nos cuenta que tras la conquista de Madrid por el rey Alfonso VI, en noviembre de 1085, comenzó la búsqueda de la imagen de la Virgen que, casi cuatrocientos años antes, en el año 712, había escondido un herrero para evitar que los musulmanes la profanaran a su entrada en Madrid. Aunque nadie lo había olvidado, porque sabían de su existencia por los antepasados, se ignoraba el lugar exacto donde permanecía oculta. Después de nueve días de constantes plegarias, un cubo de la muralla se resquebrajó dejando al descubierto la imagen de la Virgen y dos cirios que la habían alumbrado durante los 373 años que había permanecido escondida. La imagen fue trasladada hasta la parroquia de Santa María, que fue demolida en 1868 para ampliar la calle Bailén. Desde entonces se llamó la Virgen de la Almudena, en recuerdo de la almudayna o ciudadela, en la que fue encontrada.
Una leyenda cuenta también que una mañana que el Cid había salido de Toledo en dirección a Madrid, en compañía de algunos caballeros, se encontró por el camino con un leproso que se había caído en una zanja y pedía ayuda. Cuando el Cid sacó al leproso de la zanja, observó cómo éste se convertía en una figura femenina, que resultó ser la Virgen de la Almudena. Ésta le comunicó que tomaría Madrid y que incluso ganaría batallas después de muerto. La Virgen, después de indicarle por dónde debía entrar en Madrid, despareció. El Cid, al regresar junto a los caballeros comprobó como éstos se desperezaban de un profundo sueño en el que misteriosamente habían caído ajenos a la aparición de la Virgen. De regreso a Toledo, esa misma noche, el Cid salió de nuevo hacia Madrid acompañado de sus caballeros. Se apostaron en el lugar indicado, frente a la muralla, y, de pronto, observaron con asombro cómo uno de los cubos se abría. El Cid y sus tropas entraron en la ciudad tomándola por sorpresa.En el cubo roto apareció milagrosamente la imagen de la Virgen de la Almudena.
Cuando en 1707 se derribó el llamado cubo de la Virgen, se acordó colocar una imagen de piedra en su lugar, de recuerdo. La imagen que ahora podemos ver en la Cuesta de la Vega es de 1941. En el lugar donde podemos ver la imágen de la Virgen se localizaba la Puerta de la Vega.
Una leyenda cuenta también que una mañana que el Cid había salido de Toledo en dirección a Madrid, en compañía de algunos caballeros, se encontró por el camino con un leproso que se había caído en una zanja y pedía ayuda. Cuando el Cid sacó al leproso de la zanja, observó cómo éste se convertía en una figura femenina, que resultó ser la Virgen de la Almudena. Ésta le comunicó que tomaría Madrid y que incluso ganaría batallas después de muerto. La Virgen, después de indicarle por dónde debía entrar en Madrid, despareció. El Cid, al regresar junto a los caballeros comprobó como éstos se desperezaban de un profundo sueño en el que misteriosamente habían caído ajenos a la aparición de la Virgen. De regreso a Toledo, esa misma noche, el Cid salió de nuevo hacia Madrid acompañado de sus caballeros. Se apostaron en el lugar indicado, frente a la muralla, y, de pronto, observaron con asombro cómo uno de los cubos se abría. El Cid y sus tropas entraron en la ciudad tomándola por sorpresa.En el cubo roto apareció milagrosamente la imagen de la Virgen de la Almudena.
Cuando en 1707 se derribó el llamado cubo de la Virgen, se acordó colocar una imagen de piedra en su lugar, de recuerdo. La imagen que ahora podemos ver en la Cuesta de la Vega es de 1941. En el lugar donde podemos ver la imágen de la Virgen se localizaba la Puerta de la Vega.
La catedral de Nuestra Señora la Real de la Almudena comienza a gestarse el 22 de diciembre de 1868, si bien anteriormente habían protagonizado diversos intentos la Reina Isabel de Borbón y la Reina Maria Ana de Austria cuando la Congregación de Esclavos de la Virgen de la Almudena solicita al Arzobispo de Toledo permiso para construir otra iglesia dedicada a la virgen, petición que apoyaría la Reina María de las Mercedes, esposa de Alfonso XII. Diez años más tarde Francisco de Cubas, más tarde Marqués de Cubas, recibe el encargo de preparar el proyecto para la construcción de una importante iglesia Parroquial. El 4 de abril de 1883, S. M. El rey don Alfonso XII coloca la primera piedra de la futura iglesia; en un acto solemne y lleno de emoción donde recuerda a la reciente y tristemente fallecida Reina María de las Mercedes.
Después de muchas vicisitudes, las obras, que se reanudaron en 1984 concluyeron en su parte más sustancial en junio de 1993, cuando el día 15 de junio de ese mismo año el Papa Juan Pablo II vino a Madrid para dedicar y consagrar la única Catedral del mundo que lo ha sido por el Papa fuera de Roma.
Después de muchas vicisitudes, las obras, que se reanudaron en 1984 concluyeron en su parte más sustancial en junio de 1993, cuando el día 15 de junio de ese mismo año el Papa Juan Pablo II vino a Madrid para dedicar y consagrar la única Catedral del mundo que lo ha sido por el Papa fuera de Roma.
Los importantes trabajos de la cimentación calculada para la Catedral comenzaron el 14 de junio de 1881, y el día 4 de abril de 1883 se ponía la primera piedra de la cripta, «para la cual el arquitecto ha adoptado el estilo románico, por ser el de la época en que se descubrió la imagen de la Virgen». En 1907 la Infanta de España doña Isabel de Borbón ponía una de las últimas piedras de la girola y cuatro años más tarde se abría la cripta al culto, el 31 de mayo de 1911. No obstante, aún transcurrirían algunos años hasta que las capillas de la cripta se fueran enjoyando con retablos, altares, rejas, lámparas, mosaicos y un mobiliario diverso que sirvió para alhajar los panteones de las familias más notables del Madrid alfonsino. A la muerte del arquitecto Cadas en 1899 se hizo cargo de la obra un discípulo suyo, Miguel de Olavarría, quien, con Ruiz de Saltes, había colaborado como ayudante en las obras de la catedral. Pero fallecido Olavarría en 1904, después de dejar una serie de dibujos firmados y fechados en un estilo muy próximo al de Cadas, le sucedió en los trabajos finales de la cripta Enrique Mana Repullés y Vargas. A éste le correspondió igualmente comenzar la iglesia alta, posiblemente replanteándose ya el proyecto de Cadas que empezó a entenderse como desmesurado. A Repullés le sucedió, en 1922, su ayudante en las obras Juan Moya, quien, a su vez, auxiliado por Luis Mosteiro, conoció la definitiva paralización de las obras en 1936. Las obras se reiniciaron de acuerdo con el nuevo proyecto, que buscaba, por encima de todo, hablar un lenguaje formal que fuera capaz de sostener la mirada vigilante del inmediato Palacio Real. En 1944 se convocó un Concurso Nacional de Arquitectura para solucionar el difícil problema de la terminación de la Almudena, que ganaron los arquitectos Fernando Chueca y Carlos Sidro. Primero, en 1950, fue el claustro, y cinco años más tarde recomenzaban las obras del templo, todo bajo la dirección de Fernando Chueca, quien, desde entonces, no se separaría de aquella difícil obra, siempre falta de una financiación suficiente. Las obras de la Almudena hacían avanzar el edificio hasta que se paralizaron en 1965, a raíz del nulo apoyo del nuevo Ayuntamiento. Pasaron prácticamente veinte años hasta que, en 1984, siendo arzobispo de Madrid el cardenal Suquia, se creó un Patronato que supo aunar el apoyo de instituciones públicas y privadas para finalizar las obras tras la construcción de la cabecera, fachada oriental y la solución cupuliforme del crucero, que también varió desde el proyecto primero. De este modo, en un plazo brevísimo en relación con el volumen de obra, la iglesia catedral de la Almudena pudo dedicarse el 15 de junio de 1993 oficiando la solemne ceremonia el papa Juán Pablo II.
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