En sus orígenes pudo ser un oratorio dedicado a San Marcos. El primer dato que tenemos sobre su existencia es el Fuero de 1202, en donde ya aparece como una de las parroquias de la ciudad con el nombre de San Miguel de los Octoes. Se dice que la denominación “de los Octoes”, obedece a un homenaje que se le hizo a un rico hacendado benefactor de la parroquia que tenía ocho hijos, y que junto a su esposa fueron enterrados en una capilla de la parroquia. También puede deber su nombre al ser este el templo donde se juraban cargos del concejo, iglesia juradera; auctores-conjuradores. El templo fue objeto de modificaciones y ampliaciones destacando la que se produjo hacia 1430, cuando Ruy Sánchez Zapata, copero del rey Juan II, y su mujer, doña Constanza de Aponte, edificaron aneja a la iglesia la llamada capilla de Nuestra Señora de la Estrella, que pasado el tiempo acabó por incorporarse a una de las naves del templo. En esta capilla, fue bautizado el 6 de diciembre de 1562 el insigne escritor Félix Lope de Vega y Carpio. Durante el reinado de Felipe III se reedifica por Juan Gómez de Mora al ser dañada por el incendio de 1613 de la plaza Mayor. La reconstrucción se fue llevando a cabo de forma paulatina y le vuelve a afectar el nuevo incendio de la plaza Mayor de 1690. Terminada su reconstrucción fue consagrada el 3 de mayo de 1728 por el obispo de Larén y auxiliar de Toledo, Dionisio Mellado de Eguiluz. En 1803, el templo fue demolido debido a los daños causados por el nuevo incendio de la Plaza Mayor de 1790, que la dejó muy dañada; y su feligresía, que debió ser de las más pequeñas de la ciudad, se fundió tras la reforma de 1805 con la cercana parroquia de San Justo y Pastor, pasándose a denominar desde ese momento San Justo y San Miguel- ahora Bailica de San Miguel. Su solar está ocupado en la actualidad por el mercado de San Miguel. Era San Miguel de los Octoes lugar de enterramiento de los Zapatas que tenian sus casas en la actual y cercana plaza del conde de Barajas. En alguna documentación su derribo se debe a José Bonaparte, como otros muchos, en 1810. La torre que podemos ver en el plano de Texeira bien pudiera ser una torre de la cerca cristiana, pues el templo estaba inmediato a la Muralla.
Mercado de San Miguel. La Iglesia de San Miguel de los Octoes estaba pegada a la muralla junto a la puerta de Guadalajara de la cerca cristiana . El mercado se encuentra en la plaza de San Miguel. Desde aqui siguiendo por la porticada calle de Ciudad Rodrigo llegamos a la Plaza Mayor. Frente a la Plaza de San Miguel se localiza la plaza del Comandante de las Morenas, donde se sitúa exactamente la puerta de Guadalajara. El comandante de Enrique de las Morenas y Fossi fue gobernador civil y militar del Distrito el Príncipe en las islas Filipinas y alli murio en 1899 en la guerra de Filipinas, siendo uno de los militares conocidos como los últimos de Filipinas. Plaza de San Miguel en primer término y la del Comandante de las Morenas al otro lado de la calle Mayor que se unen ensanchando en este punto la calle Mayor haciendo un lugar de encuentro junto a la plaza Mayor. El Mercado ha abierto sus puertas el 15 de mayo después de su reforma coincidiendo con la fiesta de San Isidro, el patrón de Madrid.
Siguiendo la travesia de Bringas desde la plaza de San Miguel y la calle de la Cava de San Miguel llegamos a la escalinata del arco de Cuchilleros que salva el desnivel sobre el que se levanta la plaza Mayor. Los sotanos y cuevas de las casas de esta zona están ocupadas por bares y mesones que hacen de esta calle una de las más concurridas de la Villa. En el arco comienza la calle de Cuchilleros donde se localizaban los talleres del gremio de estos artesanos. Muchas de las calles situadas en las cercanias de la plaza Mayor recuerdan con su nombre el oficio de los talleres gremiales que en ellas se asentaban.
Plaza Mayor. Vista de la Casa de la Carnciceria donde se ven los últimos rayos de sol. Los orígenes de la plaza se remontan al siglo XV, cuando en la confluencia de los caminos, hoy calles, de Toledo y Atocha, a las afueras de la villa medieval, se celebraba en este sitio, conocido como Plaza del Arrabal, el mercado principal de la villa, construyéndose en esta época una primera casa porticada, o lonja, para regular el comercio en la plaza.
En 1580, tras haber trasladado la corte a Madrid en 1561, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera, comenzándose el derribo de las "casas de manzanas" de la antigua plaza ese mismo año. La construcción del primer edificio de la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego Sillero, en el solar de la antigua lonja. En 1617, Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619.
La plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en su historia, el primero de ellos en 1631, encargándose el mismo Juan Gómez de Mora de las obras de reconstrucción. El segundo de los incendios ocurrió en 1670 siendo el arquitecto Tomás Román el encargado de la reconstrucción. El último de los incendios, que arrasó un tercio de la plaza, tuvo lugar en 1790, dirigiendo las labores de extinción Sabatini. Se encargó la reconstrucción a Juan de Villanueva, que rebajó la altura del caserío que rodea la plaza de cinco a tres plantas y cerró las esquinas habilitando grandes arcadas para su acceso. Las obras de reconstrucción se prolongarían hasta 1854, continuándolas, tras la muerte de Villanueva, sus discípulos Antonio López Aguado y Custodio Moreno.
En 1848, se colocó la estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la plaza, obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca que data de 1616. En 1880, se restauró la Casa de la Panadería, encargándose Joaquín María de la Vega del proyecto. En 1921 se reformó el caserío, trabajo a cargo de Oriol. En 1935 se realizó otra reforma, llevada a cabo por Fernando García de Mercadal. En los años 60 se acometió una restauración general, que la cerró al tráfico rodado y habilitó un aparcamiento subterráneo bajo la plaza. La última de las actuaciones en la plaza Mayor, llevada a cabo en 1992, consistió en la decoración mural, obra de Carlos Franco, de la Casa de la Panadería, que representa personajes mitológicos como la diosa Cibeles.
Precioso escudo de la villa de Madrid en la fachada de la Casa de la Panadería de la plaza Mayor. El oso y el madroño, símbolos de la villa de Madrid, aparecen en una representación deliciosa.
Siguiendo la travesia de Bringas desde la plaza de San Miguel y la calle de la Cava de San Miguel llegamos a la escalinata del arco de Cuchilleros que salva el desnivel sobre el que se levanta la plaza Mayor. Los sotanos y cuevas de las casas de esta zona están ocupadas por bares y mesones que hacen de esta calle una de las más concurridas de la Villa. En el arco comienza la calle de Cuchilleros donde se localizaban los talleres del gremio de estos artesanos. Muchas de las calles situadas en las cercanias de la plaza Mayor recuerdan con su nombre el oficio de los talleres gremiales que en ellas se asentaban.
Plaza Mayor. Vista de la Casa de la Carnciceria donde se ven los últimos rayos de sol. Los orígenes de la plaza se remontan al siglo XV, cuando en la confluencia de los caminos, hoy calles, de Toledo y Atocha, a las afueras de la villa medieval, se celebraba en este sitio, conocido como Plaza del Arrabal, el mercado principal de la villa, construyéndose en esta época una primera casa porticada, o lonja, para regular el comercio en la plaza.
En 1580, tras haber trasladado la corte a Madrid en 1561, Felipe II encargó el proyecto de remodelación de la plaza a Juan de Herrera, comenzándose el derribo de las "casas de manzanas" de la antigua plaza ese mismo año. La construcción del primer edificio de la nueva plaza, la Casa de la Panadería, comenzaría en 1590 a cargo de Diego Sillero, en el solar de la antigua lonja. En 1617, Felipe III, encargó la finalización de las obras a Juan Gómez de Mora, quién concluirá la plaza en 1619.
La plaza Mayor ha sufrido tres grandes incendios en su historia, el primero de ellos en 1631, encargándose el mismo Juan Gómez de Mora de las obras de reconstrucción. El segundo de los incendios ocurrió en 1670 siendo el arquitecto Tomás Román el encargado de la reconstrucción. El último de los incendios, que arrasó un tercio de la plaza, tuvo lugar en 1790, dirigiendo las labores de extinción Sabatini. Se encargó la reconstrucción a Juan de Villanueva, que rebajó la altura del caserío que rodea la plaza de cinco a tres plantas y cerró las esquinas habilitando grandes arcadas para su acceso. Las obras de reconstrucción se prolongarían hasta 1854, continuándolas, tras la muerte de Villanueva, sus discípulos Antonio López Aguado y Custodio Moreno.
En 1848, se colocó la estatua ecuestre de Felipe III en el centro de la plaza, obra de Juan de Bolonia y Pietro Tacca que data de 1616. En 1880, se restauró la Casa de la Panadería, encargándose Joaquín María de la Vega del proyecto. En 1921 se reformó el caserío, trabajo a cargo de Oriol. En 1935 se realizó otra reforma, llevada a cabo por Fernando García de Mercadal. En los años 60 se acometió una restauración general, que la cerró al tráfico rodado y habilitó un aparcamiento subterráneo bajo la plaza. La última de las actuaciones en la plaza Mayor, llevada a cabo en 1992, consistió en la decoración mural, obra de Carlos Franco, de la Casa de la Panadería, que representa personajes mitológicos como la diosa Cibeles.
Precioso escudo de la villa de Madrid en la fachada de la Casa de la Panadería de la plaza Mayor. El oso y el madroño, símbolos de la villa de Madrid, aparecen en una representación deliciosa.
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