Trás el Palacio Real y junto al convento de La Encarnación se sitúa el convento de los agustinos cuyo espacio ocupan ahora las dependencias del Senado.
Fue fundado en 1590 con el nombre de Colegio de la Encarnación, de religiosos agustinos calzados y más conocido por el nombre de Colegio de doña María de Aragón en honor a su fundadora, doña María de Córdoba y Aragón, dama de la reina doña Ana de Austria e hija de don Álvaro de Córdoba, caballerizo mayor de Felipe II. El convento, se estableció en un principio sobre unas casas en la calle de Reloj que para tal efecto compró su fundadora, y en donde entraron los religiosos el 3 de abril de 1590, siendo su primer rector fray Alonso de Orozco, confesor de doña María. Pero pronto este primer emplazamiento quedó pequeño para las necesidades de la comunidad, por lo que el 20 de enero de 1591, Felipe II les donó unos terrenos contiguos a las primitivas casas donde construyeron su iglesia y casa principal. En cuanto al edificio, la documentación que se conserva presenta algunas contradicciones sobre la autoría de su construcción. Muchos cronistas sostienen que fue obra del célebre Dominicus Theotocópuli, más conocido como el Greco, aunque lo más probable es que fuera construido por el arquitecto Francisco de Montalban siguiendo un proyecto trazado por Juan de Valencia y Francisco de Mora. Lo que si sabemos con certeza es que Juan de Villanueva lo reformó en 1781. El convento, que pasó a ser de patronato real por disposición testamentaria de su fundadora, incluyó estudios públicos en 1679; concretamente dos cátedras de teología escolástica y tres de filosofía, convirtiéndose en una de las instituciones culturales más importantes del Madrid del Antiguo Régimen. Durante la ocupación francesa los religiosos fueron expulsados del cenobio y desde el 2 de mayo de 1814 su iglesia se convirtió en Salón de Sesiones de las Cortes de Cádiz, hasta entonces celebradas en el teatro de los Caños del Peral, antes Teatro Real y ahora Teatro de la Opera en cercana Plaza de Isabel II. Con el regreso de Fernando VII el edificio fue devuelto a los agustinos y permanecieron en él hasta el inicio del Trienio liberal de 1820 a 1823, en que vuelve a destinarse otra vez a Salón de Cortes. Tras la reacción absolutista de 1823, es otra vez devuelto a los agustinos, quienes volvieron a ocuparlo hasta que definitivamente, tras las primeras medidas desamortizadoras decretadas en 1835, pasó a albergar el Palacio del Senado. En 1845 el arquitecto Álvarez Bouquel realiza las primeras reformas en el edificio y levanta la neoclásica fachada, estructurada en un cuerpo al que se adosan cuatro pilastras.
En el interior también se realizaron importantes reformas para adecuar el antiguo convento a su uso parlamentario, destacando la Biblioteca -levantada en uno de los patios del convento por el arquitecto Emilio Rodríguez Ayuso, en estilo neogótico, inspirándose su decoración en la fachada del Parlamento británico en Londres, empleando el hierro para su construcción- y la Sala de Sesiones, antigua iglesia del convento modificada por Isidro González Velázquez en 1820, disponiendo los bancos de los senadores enfrentados, al estilo inglés. Este primitivo edificio resultaba insuficiente para atender las actividades parlamentarias por lo que se consideró una ampliación en 1987, finalizándose las obras cuatro años después. El nuevo edificio cuenta con tres espacios: el cuerpo central destinado a despachos; el cuerpo del nuevo Salón de Sesiones; y un tercer cuerpo que sirve de nexo de unión.
Monumento a Canovas del Castillo. Tiene 16 metros de altura y se corona con la estatua del político, asesinado en 1897. Es obra de Joaquín Bilbao.
Antonio Cánovas del Castillo, Málaga, 8 de febrero de 1828 - Balneario de Mondragón, Guipúzcoa, 8 de agosto de 1897. Fue hijo de Antonio Cánovas García, maestro nacido en orihuela la Alicante, y de Juana del Castillo y Estébanez, hija de Juan José del Castillo, y prima hermana de Serafín Estébanez Calderón, el escritor. Tras la muerte de su padre se instala en Madrid, donde vive con su tío Estébanez Calderón, escritor costumbrista. Ingresa en la universidad para cursar la carrera de Leyes. En este tiempo ya muestra su interés por el periodismo y todos los asuntos relacionados con la historia. Su afición la trasladaría al papel en trabajos como "La campana de Huesca" o "Historia de la decadencia de España". En terreno político dio sus primeros pasos de la mano de O'Donell, quien proclamó la revolución del 54 con el "Manifiesto de Manzanares", escrito por el propio Cánovas. Estando en Roma desempeñó misiones diplomáticas. Fue miembro de la Unión Liberal y de la Academia de la Historia. Con Isabel II en el poder fue ministro de Gobernación en 1864 y de Ultramar en 1865. Cuatro años después es diputado de las Cortes Constituyentes y se convierte en líder de una pequeña representación de ideología liberal conservadora. Con la caída de Isabel II, Cánovas se retiró del poder. En esta posición se opuso a la libertad religiosa y defendió el ascenso del hijo de Isabel, Alfonso al trono. En tiempos de la Primera República hizo todo lo posible por reinstaurar la monarquía de forma pacífica y con el apoyo de todos los partidos al príncipe Alfonso. Sin embargo, en 1874, el general Martínez Campos, tras un pronunciamiento en Sagunto nombra rey a Alfonso XII. Bajo su mandato se aprobó la Constitución de 1876 y la Guerra Carlista llegó a su fin. En 1884 vuelve a formar gobiern, pero cuando muere el monarca dimite y ocupa Sagasta su puesto. A esta época corresponde su ensayo histórico "Estudios del reinado de Felipe IV". Al comienzo de la década de los noventa ocupa de nuevo la presidencia con Silvela como ministro de Gobernación. En esta ocasión permanecería en el poder hasta 1892. Tres años más tarde es nombrado presidente del consejo de ministros. En esta época tiene que afrontar algunos problemas como el anarquismo o la separación de Cuba. En 1897 un anarquista italiano Michele Angiolillo le asesina. Inscrito en el Balneario como corresponsal del periódico italiano Il Popolo. Según declararía en el momento de su detención, el motivo fue la venganza por las muertes de los anarquistas detenidos en Barcelona a raíz del atentado contra la procesión del Corpus en junio de 1896. Está enterrado en el Panteón de Hombres Ilustres de Madrid en el Paseo de la reina Cristina junto a la estación de Atocha. Su sepulcro fue obra de Agustín Querol en 1906.
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