sábado, 23 de mayo de 2009

Fue, en Madrid. Casas del conde de Miranda y del conde de Barajas.

Plaza del Conde de Miranda, 1.

Compartiendo manzana con la Basílica Pontificia de San Miguel, la antigua iglesia de los Santos Justo y Pastor, se encuentra esta casa palacio que se construyó en el siglo XVIII para residencia del conde de Miranda del Castañar. Esta casa palacio, bastante tosca en su aspecto exterior, presenta la típica estructura de las residencias y casas solariegas de la nobleza, con la planta baja adecuada para las dependencias domésticas y de los criados y la planta principal destinada a albergar la propia residencia. Previamente a su construcción el conde tuvo que adquirir las dos casas que había en el solar, una de ellas la compuso con una carga fiscal de 1500 maravedíes en 1733 y la otra la adquirió sin carga fiscal, pues había sido liberada en 1652 por Lorenzo de Mendoza y Juana de Castilla. Esta segunda casa fue habitada en el siglo XVI por Rodrigo e Iñigo de Cárdenas Zapata, este último Alférez Mayor de Madrid, embajador del rey en Venecia y París, parientes de unos condes de Miranda del Castañar que ya entonces habitaron en este lugar con gran número de criados, como así se desprende de las Matrículas de Comunión y Confesión que se realizaron en la corte en el año 1597.

La plaza del Conde de Miranda está en la zona antigua de Madrid, en el llamado Madrid de los Austrias, entre la plaza Mayor y la plaza de la Villa. Es una plaza pequeña y muy cerrada, donde se encuentra la puerta trasera de la Basílica Pontificia de San Miguel, la nunciatura apostólica, y un escudo pontificio en la fachada de la casa. También está en esta plaza el convento de las Jerónimas del siglo XVII. Convento de las Jerónimas del Corpus Christi, conocidas popularmente como de "las carboneras" ya que en él fue encontrada la imagen de la Virgen, por fray José de Canalejas, en un chiscón de carbón. El convento fue fundado en el siglo XVII por doña Beatriz Ramírez de Mendoza, condesa de Castelar. Aún hoy día, todos los días se oficia una misa por Gonzalo Fernández de Córdoba, el Gran Capitán y, por su mujer.

Cuatrocientos años llevan las jerónimas en su convento de la plaza Conde de Miranda 3, en pleno corazón del Madrid de los Austrias. La fundadora, doña Beatriz Ramírez de Mendoza, junto a las primeras religiosas, llegaron a este cenobio un 27 de septiembre de 1605. Doña Beatriz, condesa de Castellar, pertenecía a la nobleza palatina; en cierto sentido seguía la tradición familiar, pues su bisabuela paterna, doña Beatriz Galindo, conocida como La Latina, había fundado, en 1509, el monasterio de la Concepción Jerónima, además del hospital de La Latina y el convento de la Concepción Francisca. La fundadora, mujer piadosa y penitente, era fiel seguidora de la reforma espiritual y monástica que, con eficaz éxito, habían iniciado Teresa de Jesús y Juan de la Cruz en el Carmelo. Esta reforma, llamada descalzez o recolección, pasó pronto a otras Órdenes. En el caso que nos ocupa, el Corpus fue el primer monasterio jerónimo seguidor de esta reforma. El monasterio pronto alcanzaría fama, debido a un hecho ocurrido en 1647, y relatado por los cronistas de la Villa: el hallazgo de la Virgen Carbonera, un lienzo representando a la Inmaculada, sacado de una carbonería por unos niños que jugaban con él, cuando los encontró el franciscano padre Canalejas y lo llevó al cercano monasterio de jerónimas. La Virgen Carbonera hizo popular al convento y daría nombre a sus monjas, por el que son conocidas desde entonces. En estos cuatro siglos de Historia, Las Carboneras han vivido su vida de clausura dedicadas a la oración y el trabajo, en un clima de silencio y recogimiento. Los avatares históricos que vivió Madrid también pasaron por esta casa. Durante la ocupación francesa (1808-1814), fueron expoliados los bienes y ajuar litúrgico de la Hermandad de la Virgen Carbonera. No obstante, la comunidad continuó su vida de clausura. Los decretos desamortizadores, o la posterior Ley del Candado, no afectaron de forma significativa a Las Carboneras.
Más dramática fue la situación durante la Guerra Civil (1936-1939): las monjas se vieron obligadas a abandonar su convento y pasar múltiples penalidades. Después de la contienda y las penurias de los años cuarenta, la Orden Jerónima viviría años de recuperación con nuevas vocaciones y, en los años cincuenta, surge la Federación Jerónima de Santa Paula, para la rama femenina de la Orden, como órgano de ayuda y coordinación entre los monasterios. El templo fue construido entre 1610 y 1620 por el maestro Miguel de Soria.

El edificio, construido a principios del siglo XVII, ha llegado hasta nuestros días sin que se hayan producido reformas de importancia. En el exterior, destaca el bello relieve de su portada que representa a San Jerónimo y a Santa Paula adorando la Eucaristía. En el interior destaca la iglesia, compuesta por una sola nave, cubierta por una bóveda de medio cañón con lunetos. En el altar mayor podemos observar el magnífico retablo, el cual, contiene un lienzo de la Última Cena realizado por Vicente Carducho.



La plaza del conde de Barajas la atraviesa la calle de la Pasa, sede de las oficinas de la Curia de Madrid. En ella estuvo el palacio de las Zapatas donde vivió el general Baldomero Espartero, triunfador de la revolución de 1854. Posteriormente tuvo su sede en él, la Comisaría del Tribunal de la Cruzada.
Don Rodrigo Zapata fue descendiente de don Pedro Sánchez Zapata, cuyo hijo primogénito Rui Sánchez Zapata se crió desde niño en la cámara de la infanta doña Leonor, hija del rey don Pedro IV, de Aragón, y ya mayor, acompañó al rey en calidad de doncel cuando la infanta se trasladó a Soria para unirse en matrimonio con el infante don Juan, que posteriormente fue rey de Castilla y León, el primero de ese nombre. Más tarde, Rui Sánchez Zapata, dada la confianza que en él tenían los reyes, fue copero mayor del rey don Enrique III y del rey don Juan II, éste le otorgó gran heredamiento en la ciudad de Madrid, donde fundó casa e hizo su asiento y casó con doña Mencía de Ayala, señora de la Villa de Barajas.

Los Zapata tuvieron en la villa de Madrid cinco mayorazgos. Es casa "antigua y nobilísima (...) de ricos hombres en el Reyno de Aragón, de la qual han salido grandes y valerosos caualleros", que se estableció en Madrid a principios del siglo XV. Del mayorazgo principal formó parte Juan Zapata el Arriesgado -llamado de esta forma "por el valor con que acometía sin temor los peligros de la guerra"-, que fue tercer señor de Barajas y copero mayor de Enrique IV y de los Reyes Católicos. Sus casas estuvieron en la plaza del Conde de Barajas -título que poseyó el mayorazgo desde 1580-, y condes de Priego . En la actualidad albergan las dependencias de la Comisión Episcopal de la Liturgia. Muy cercanas tuvo sus casas el mayorazgo fundado en 1485 por Juan Zapata el Ayo, comendador de Hornachos por la orden de Santiago, caballerizo mayor de Enrique IV y ayo de Su Alteza Real, el príncipe don Juan, hijo de los Reyes Católicos: estaban en la plaza del Conde de Miranda, y las figuras que servían de adorno a su balcón principal les dieron el nombre popular de "casa de los Salvajes".

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