lunes, 4 de mayo de 2009

Fue, en Madrid, la casa del conde de Villamediana.

La popular pasteleria de La Mallorquina. Ocupa el llamado Callejon de la Duda y la mancebia que se encontraba en la misma manzana en la que situaba la casa del conde de Vilamediana.

En la Puerta del Sol, junto a la calle Mayor y la del Arenal.

Don Juan de Tassis y Peralta, II conde de Villamediana
, (Lisboa, 1582 - Madrid, 21 de agosto de 1622), hijo de Don Juan de Tassis y Acuña, I conde de Villamediana desde 1603, Caballero de la rrden de Santiago y correo mayor del Reino
. En 1601, se casó con Doña Ana de Mendoza y de La Cerda, sobrina del duque de Medinaceli, que pertenecía a un mejor linaje que el suyo, pues ésta, por parte de madre, era de la estirpe de los La Cerda, descendientes de los reyes de Castilla, y por parte de padre, era sexta nieta del célebre Marqués de Santillana, gran magnate y poeta. Por su parte, Juan de Tasis y Peralta era descendiente de la familia de los Torriani e Tassi, originaria de Bérgamo (Italia), cuya nobleza remontaba hasta el siglo X. Su abuelo, Raimundo de Torre e Tasso, o von Thurn und Taxis en versión germanizada, sobrino-nieto del Conde Franz von Thurn und Taxis, Correo General del Imperio y de los Países Bajos bajo Carlos V, heredó el oneroso cargo de correo mayor de los Reinos Españoles, con el que construyó una de las mayores fortunas de Europa. Ana de Mendoza y La Cerda, le dió un hijo varón que se malograría poco después, y andando el tiempo fallecería ella sin haberle dado más hijos. Amigo de Lope de Vega, de Luis de Góngora y Argote, capellán del Rey Felipe III, y de Argensola, el conde de Villamediana manifestó desde muy joven una gran inclinación por las Letras.
Desterrado de la corte por sus amores escandalosos con la condesa del Valle, estuvo en Génova dónde brilló como poeta y jugador empedernido. De nuevo en Madrid, volvió a ser desterrado por motivos parecidos, reapareciendo en la corte en 1617, haciendo en ella crueles burlas y sátiras contra personajes a los que señalaba por su corrupción, ganándose numerosos enemigos como don Francisco de Quevedo, por citar a uno. Villamediana fue un hombre apuesto, coleccionista de piedras preciosas, de mujeres y caballos ; insolente y alegre, fue un gran justador, hábil con el puñal y la lengua, gran esgrimista, osado y ágil combatiente como temerario. Brilló en la corte como en las corridas de toros, siempre magnífico de aspecto como elegante y famoso por ser un conocedor de pinturas, armas, gemas y caballos, llegó a ser temido por escribir sátiras políticas y atacar sucesivamente a los validos como Lerma, Uceda y Olivares. Era a la par mujeriego, libertino con tal lubricidad que solía acostarse con hombres. Ganándose el favor de Felipe IV por ayudarle a conseguir los íntimos favores de Doña Francisca de Távora, aristocrática hija de una linajuda familia portuguesa, figurando así ésta como la primera aventura extramatrimonial del monarca, empezó a dar sombra a Olivares. Sin embargo, los rumores de su enamoramiento por la Reina Isabel, a la que bombardeó con sonetos de amor y que circularon por todo Madrid, alimentados por las malévolas intenciones de sus enemigos, despertaron la desconfianza del Rey.La enemistad de Felipe IV se agudizó a partir del 15 de mayo de 1622, cuando se celebró en Aranjuez una fastuosa fiesta en la que se representó "La Gloria de Niquea", escrita por Villamediana con prólogo de Góngora, y en la que participaron destacadas damas y la Reina en persona. Concluida la representación, se pasó a otra: "El Vellocino de Oro", obra de Lope de Vega; en el segundo acto, se incendió el decorado provocando el pánico general en el cual Villamediana cogió en brazos a la Reina para llevarla sana y salva a palacio, demorándose con ella más de lo necesario. En la noche del domingo 21 de agosto de 1622, viniendo del Palacio Real en su carroza el conde de Villamediana con su amigo don Luis Méndez de Haro, hijo del marqués del Carpio, fue atacado por un hombre que se arrimó al lado izquierdo del coche, asestándole una puñalada en plena calle mayor de Madrid, en el llamado Callejon de la Duda. El conde fue mortalmente rajado en todo su costado izquierdo y parte del brazo derecho, perdiendo toda su sangre. Escapado el asesino, Villamediana fue llevado a su casa por su amigo y expiró poco después de recibir la absolución en su cama, a sus 40 años. Dejaba en herencia una considerable fortuna a su primo y heredero natural el conde de Oñate, Íñigo Vélez de Guevara y Tassis, consejero de la Corona. Después de ser sepultado en la bóveda de la capilla mayor del Convento de San Agustín, en Valladolid, dos de sus mozos de cámara fueron quemados vivos a principios de diciembre, por delito probado de homosexualidad, "crimen pessimum" según la Santa Inquisición. La creencia popular señaló como impulsores del asesinato al mismísimo Felipe IV y a su valido, el conde-duque de Olivares.
Raimundo von Tassis, 1515- 1579, hijo de Johann Baptista Taxis y de Christina van Wachtendonk. Casa con Catalina de Acuña. Padres de Maria Anna von Taxis que casa con Pedro Vélez de Guevara, III señor de Salinillas de Buradón; de Juan de Tassis y Acuña, I conde de Villamediana; de Felipe de Tassis y Acuña, obispo de Palencia, arzobispo de Granada; de Pedro de Tassis y Acuña y de Ángela de Tassis y Acuña que casa con Luis de Guzmán.
Íñigo Vélez de Guevara, 1566-1644, hijo de Pedro Vélez de Guevara, III señor de Salinillas de Buradón y de Maria Anna von Taxis. Casa con Catalina Vélez de Guevara, V condesa Oñate. Hijos de Pedro Vélez de Guevara; Iñigo Vélez de Guevara, VIII conde de Oñate que casa en 1597 con Antonia Manrique de Lara, XI condesa de Castañeda; De Juan Velez de Guevara , religioso; de Felipe Emmanuel Velez de Guevara, de Beltrán Vélez de Guevara, marqués de Montereale, virrey de Cerdeña; de Ana de Guevara, V condesa de Oñate que casa con Bernardino Manrique de Silva, marqués de Aguilar de La Eliseda y conde de Castañeda; de Maria Ángela de Guevara, monja; de Catalina de Guevara, monja y de Ana Maria de Guevara, monja.

Delante de la manzana de la casa del conde de Vilamediana se encontraba la que ocupaba casa del Licenciado Melchor de Molina, con torre esquinera a la calle del Arenal. Conocida como la torrecilla de la Puerta del Sol. Esta casa fue demolida en la reforma de la puerta del Sol en el siglo XIX. Entre la casa del Licenciado y la del conde de Villamediana se encontraba el callejón de la duda, donde se dice asesinaron al Conde. La casa del Conde compartía manzana con una famosa mancebia por la que se entraba por el llamado Callejon de la Duda.


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