miércoles, 17 de febrero de 2021

La Villa de Loranca y las Averiguaciones para el Catastro de Ensenada. Cuenca

 La Villa de Loranca y las Averiguaciones para el Catastro de Ensenada

 Descripción de la Villa de Loranca del Campo



Las diligencias para el establecimiento de la Única Contribución comenzaron a realizarse el día 3 de Junio del año 1.751. El encargado de llevar a buen fin el desarrollo del expediente de estas Diligencias fue D. Joaquín de Jaurrieta, vecino y Regidor Perpetuo de la Ciudad de Huete, nombrado Juez Subdelegad de la Audiencia por el intendente y corregidor de la provincia. La Villa de Loranca, como las demás poblaciones de este municipio, pertenecía al Partido de Rentas que encabezaba la Ciudad de Huete.

A las Averiguaciones deben concurrir el Párroco, los Alcaldes, Regidores, Justicia y Regimiento de la Villa, acompañados de los ocho vecinos, nombrados por los Alcaldes y el Juez Subdelegado, como peritos en lo relativo a lo que se planteaba en las cuarenta preguntas del Interrogatorio de las Respuestas Generales. En las respuestas que se dan a este Interrogatorio debían estar de acuerdo las autoridades y los peritos y responder de mutuo acuerdo

El ayuntamiento estaba integrado por Juan Antonio Sánchez de 50 años que era el alcalde honorario mas antiguo y Pedro Sánchez Torralba de 23 años. Ambos pertenecían al Estado General y firman la documentación del Interrogatorio.

Este dato es interesante porque nos informa del grado de alfabetización de la población. Por todos los que no saben firmar firma un testigo, que en Loranca fue Francisco Antonio Pérez. Suponemos que todos los miembros del ayuntamiento que no firmaron las respuestas eran analfabetos.

Los tres Regidores eran Manuel Benito de 50 años, Manuel Fraile de 39 años y Antonio Sánchez de 25 años. Manuel Benito no firma este documento.

Los alcaldes y jurados de la Santa Hermandad eran Tomás Muños López de 38 años y José López de 52 años. Ninguno de los dos firma las Respuestas

El Procurador Síndico del Común era Juan Isidro Morillas de 50 años que tampoco sabe firmar.

Los peritos nombrados por el Regimiento fueron Alfonso Alejo Isidro de 29 años, Gabriel Sánchez de 30 años y Francisco Bonilla, hijo, de 38 años. Los tres saben firmar. Los otros dos peritos nombrados por la Villa Fueron Juan Isidro Romano de 50 años y Alejandro Fernández de 35 que no saben firmar.

Los expertos nombrados por el Juez Subdelegado fueron Francisco Bonilla, padre, de 58 años y Manuel de Bonilla de 60 años. Ambos firman la documentación. El otro perito fue Vicente Sánchez de 30 años que no sabe firmar.

Los encargados de anotar las respuestas del Interrogatorio eran Escribanos del Número y Ayuntamiento de las poblaciones catastradas o, en su defecto, personas que desempeñan funciones similares. Debido a ello, los escritos que recogen las respuestas presentan distintas caligrafías, que hacen que algunos sean más comprensibles que otros. Igualmente la redacción es en algunos documentos más clara y sencilla y los datos son de más fácil comprensión y están expuestos de un modo más organizado. En esta redacción influiría, probablemente, el modo de contestar de los vecinos que daban respuesta a este Interrogatorio, así como la formación y preparación del escribano.

Por todo lo expuesto anteriormente las Respuestas de cada población se convierten en un documento de gran valor con características y peculiaridades propias. En relación con esto el catastro es una fuente de rastreo ortográfico y semántico de los cambios que han ido modificando nuestro idioma.

Este procedimiento de Diligencias se da por finalizado en Cuenca, el día 13 de Enero de 1754, cuando todos los que han participado en el procedimiento firman las Respuestas del Interrogatorio ante Don Pedro de Quintana y Acebedo, Intendente General de Rentas de la Ciudad de Cuenca y provincia, que firma al final el documento así como Lorenzo Grande, Escribano de su Majestad que había tenido en el proceso la función notarial de dar fe. Este acto formal se realiza ante José Antonio Martínez, Contador de la Hacienda Real de la Audiencia de Cuenca, que ratifica que concuerdan todas las respuestas con las operaciones realizadas en este pueblo. Toda la documentación quedaba en la Contaduría de Rentas de la provincia custodiada por esta autoridad de la Hacienda Real.

Este es, con pocas variaciones, el proceso formal que se sigue en las distintas poblaciones catastradas. Este proceso queda reflejado en su desarrollo y circunstancias en las páginas iniciales y finales de la documentación que se ha conservado de las poblaciones catastradas, por la que podemos conocer todas las fórmulas procésales que marcaba el Decreto para las Averiguaciones.

La Villa de Loranca tenía a mediados del S. XVIII 131 vecinos de los que tres pertenecían al estamento eclesiástico. Estos eclesiásticos eran el cura párroco y dos presbíteros. Los vecinos seculares son, por lo tanto, 128. De ellos se ocupaban en actividades agrícolas y ganaderas 62 vecinos, que eran labradores y pastores y 21 vecinos se dedicaban a oficios relacionados con la artesanía y comercio o trabajaban en oficios de la administración en sus distintos niveles y ámbitos. El vecindario se completa con 33 vecinos que eran jornaleros y temporeros en las faenas agrícolas y ganaderas. Se constata la existencia de 10 pobres de solemnidad y algunas viudas, huérfanos y otros que se les considera inútiles para la contribución.

En el vecindario no había ningún noble y todos era pecheros; es decir, vecinos que disfrutaban de los derechos del Concejo y del uso de los bienes comunales y estaban obligados a pagar impuestos. En las Cortes de Cádiz de 1808 desaparece la diferencia entre los pecheros, llamados también villanos o plebeyos y el estamento privilegiado de nobles ricos hombres o eclesiásticos que no pagaban impuestos, ya que el artículo octavo de la constitución eliminaba toda inmunidad fiscal.

De estos datos se deduce que un 47,3 % de los vecinos estaban dedicados al trabajo en el sector primario directamente como agricultores y pastores. Los 33 jornaleros suponen un 25,2% del censo de vecinos y su modo de vida dependía de las necesidades temporales y estaciónales de mano de obra en las tareas agrícolas y ganaderas. Por lo tanto y en la práctica, el 72,5% de los vecinos, agricultores, pastores y jornaleros tenían su modo de vida ligado directamente a la agricultura y a la ganadería.

           Un 16% de los vecinos obtenía sus ingresos de ocupaciones pertenecientes a un sector que podemos considerar secundario y terciario, aunque muy dependiente y ligado a la agricultura y a la ganadería.

Las casas que formaban el núcleo urbano eran 118. Existían otras 7 que estaban arruinadas. También se cita la existencia de algunos solares, que se denominan arreñales, y que se dedicaban a cultivo. No existían casas de campo o alquerías fuera del núcleo urbano.

Examinado el censo de población, recogemos a continuación los datos referentes a extensión y limites de la villa. La superficie que se estima para el término de la Villa de Loranca del Campo es en circunferencia de 4 leguas castellanas, y para recorrerla se estima un tiempo de 6 horas, atravesando valles y cerros. De oriente a poniente se estima una distancia de 1 legua , que se podría recorrer en 2 horas. De norte a sur se estiman ¾ de legua , que se podrían recorrer en 1 hora y  ¾ de hora.

Los límites de Loranca se sitúan en Langa y Olmedilla por oriente. Al sur confronta con Olmedilla y Carrascosa, a poniente limita con el término de Alcázar, Navahermosa y parte de Carrascosa, al norte sus límites son Huete y Navahermosa. Las Respuestas también nos informan que desde Loranca al término de Olmedilla había una distancia de ¼ de legua, la misma que existía desde Loranca al término de Carrascosa. Desde Loranca a los términos de Navahermosa y Alcázar se calculan ¾ de legua y hasta la mojonera de Huete se calculan 2 leguas.

Las Respuestas Generales recogen la existencia de un arroyo llamado del Val que nace junto a las mojoneras de Langa y Olmedilla. En años secos no tiene caudal y en los húmedos no tiene utilidad porque en sus orillas no hay tierras de regadío

La villa pertenecía a la Jurisdicción Real y por lo tanto la Corona era la receptora de todos los impuestos y al Rey eran devengados los derechos de Alcabalas, Tercias Reales, Fiel Medidor, Millones y Servicios Ordinarios y Extraordinarios. El monto de toda esta fiscalidad ascendía a 6.949 reales de vellón. De esta cantidad correspondían al Servicio Ordinario y Extraordinario 444 reales y 30 maravedís, cantidad que se reparte entre sus vecinos y hacendados forasteros para su recaudación. Esta cantidad correspondiente al pago de impuestos es conducida a la tesorería de la Ciudad de Huete. Loranca tenía enajenado de la Corona en su beneficio las Tercias Reales de granos y corderos que ascendían a 1.759 reales.

El derecho de Fiel Medidor que tenía la Villa de Loranca consistía en “asegurarse de que los proveedores de carnicería, panadería, taberna y tienda estén prevenidos de todo lo necesario que se vende, pese y mida con justicia y equidad y atienda a que hay fidelidad en todo lo demás de peso y medida y apenar a todos los que incurran en pena según costumbre.”

Por lo que se refiere al mayor propietario, dato que se recoge en los libros llamados del Mayor Hacendado, tenemos que decir que en Loranca el Mayor hacendado era Don Juan Manuel Álvarez de Toledo. Este mayor propietario era vecino de la ciudad de Cuenca, por lo que nos encontramos ante un propietario absentista no vecino de la población donde tiene parte de su hacienda.

Don Juan Manuel Álvarez de Toledo tenía los títulos de Señor de Cervera y de la Parra. Cervera corresponde a la población de Cervera del Llano, situada en la carretera de Valencia a unos 50 kilómetros de Tarancón. La Parra es una pequeña población situada junto a Albadalejo del Quende, que fue la primera población catastrada en la intendencia de Cuenca. Ambos municipios se encuentran en una pequeña carretera local a pocos kilómetros de Cervera del Llano.

En Cervera del Llano todavía existe la casa que fue propiedad de Don Juan Manuel, que ha pasado a otros dueños, y es conocida como la Casa del Conde.

A este hacendado se le estima que es dueño en Loranca de 1.017 almudes, de los cuales 185 almudes y 3 celemines son de primera calidad y podían producir anualmente 9.182 reales y 8 maravedís, 295 almudes y tres celemines son de tierra de segunda con una renta estimada en 6.735 reales y 22 maravedís y 536 almudes y 3 celemines de tercera de los que se podían obtener 5.727 reales y 31 maravedís.

Así mismo se estimó que las casas de las que era dueño y tiene arrendadas le producían 77 reales. Todo ello supone que de su hacienda en Loranca obtenía unos rendimientos de 21.722 reales y 29 maravedís. Lo que le supondrían en la actualidad 5.430 pesetas; unos 33 euros. En Cuenca, de donde era vecino, poseía un ganado lanar que se estima en 3.500 cabezas.

El mayor hacendado de cada población pagaba desde 1571 el Diezmo directamente a la Hacienda Real en lugar de pagarlo a la Iglesia. La Corona consiguió este derecho como una regalía o privilegio concedido por la Iglesia para que con los ingresos recaudados se pudiera seguir la lucha contra los enemigos de la fe cristiana

Situación de la agricultura en la Villa de Loranca a mediados del siglo XVIII

El término de la villa tenía una extensión de 16.820 almudes de tierra. De ellos 14.225 productivos y 2.595 de tierra inculta. Los almudes de tierra labrantía para siembra de cereales eran 14.060 de los cuales se estiman 360 almudes de primera calidad, 9.100 almudes de segunda calidad y de tercera calidad 4.600 almudes. Al cultivo del azafrán se destinarían 124 almudes. Las viñas ocuparían 27 almudes y los olivos 14 almudes.

Los 2.595 almudes de tierra inculta ocupan 1.595 almudes de tierra árida y pedregosa que solo produce tomillos y selvas y que no tiene otra utilidad que servir para pasto de ganados y labores, 700 almudes de séptima calidad de La Dehesa llamada El Monte de Cabeza Aguda, y 300 almudes destinados a cotos

Las Respuestas Generales al Interrogatorio nos dan a conocer que en esta Villa no existían tierras de regadío. 

Tampoco se cosechaba aceite y vino. 

Se declara la existencia de unos 280 pies de olivos en parajes de Las Zorreras, Camino de Olmedilla y Carravieja, que ocuparían unos 14 almudes.

Las viñas se localizan en el paraje denominado La Juncadilla, ocupando unos 27 almudes. Lo escaso de los rendimientos del olivar y la viña no hace posible reducir sus frutos a cosecha de vino o cosecha de aceite y, por lo tanto, son productos no sometidos a Diezmo. Lo poco cosechado se destinaba al uso de la casa. Las aceitunas se destinaban a “echar en agua” y las uvas “para colgar” y reducir a vino para el pequeño uso de la casa.

No había árboles frutales, solo algunos guindales, cerezos y ciruelos en las umbrías del Val, en tierra cercada de la que es propietaria Ana García.

En las tierras de secano de Loranca se establecen calidades de primera, segunda y tercera En las calidades de primera se podía cosechar sin descanso, en las de segunda era necesario un año de intermedio y en las de tercera para obtener cosecha “es necesario de holgar a lo menos tres años”.

Para las labores de siembra la medida usada era la de Puño de la medida real de Ávila; no se utilizaban pasos, ni varas. La fanega de puño o sembradura utilizada es el espacio de tierra en el que se siembra una fanega de simiente. Así para sembrar una fanega de tierra se necesita una fanega de trigo, dos de cebada y un almud de centeno, escaña o avena. Para sembrar una fanega de tierra se necesitarían 20 fanegas de cebolla de azafrán, 3 celemines de garbanzos y 4 de guijas.

Se establece que se destinan para la siembra las siguientes cantidades de simiente de cereales, legumbres y azafrán. De trigo 4.600 almudes, de cebada 500 almudes, de centeno 375 almudes, de avena y escaña 520 almudes. Lo que suponen 5.995 almudes de semillas de cereales. Podían sembrarse 10 almudes de garbanzos, 50 almudes de guijas y 170 fanegas de cebollas de azafrán.

Como el centeno, la avena y la escaña eran los productos que necesitaban menos cantidad de simiente por almud, son de los que se obtenía más rendimiento en una relación cantidad de semilla sembrada por almud de tierra y cantidad de cosecha obtenida en ese almud.

Pasando a dar cantidades globales de producción podemos decir que se recogían 9.560 fanegas de trigo, 2.480 fanegas de cebada, 860 fanegas de centeno y 1.560 fanegas de avena y escaña. En total 14.460 fanegas de cereal. Se recogían 20 fanegas de garbanzos, 120 fanegas de guijas, lo que suponen 140 fanegas de legumbres. La cosecha se completaba con 96 libras de azafrán.

Como ya conocemos la cantidad obtenida de los distintos productos que ocupaban las tierras de esta villa y también las cantidades sembradas podemos establecer los rendimientos en razón de la cantidad de simiente utilizada y la cantidad de cosecha obtenida. Estos rendimientos se dan en almudes cosechados por cada almud de simiente. Para los cereales se han obtenido los siguientes datos, ordenados de mayor a menor rendimiento: para la cebada 9,9 almudes por almud, para la avena y la escaña 6 almudes por almud, para el centeno 4,6 almudes por almud, y para el trigo 4 almudes por almud. Los garbanzos tenían un rendimiento de 4 almudes por cada almud sembrado y las guijas 4,8

Uno de los datos más interesantes para conocer la riqueza que se puede obtener de las actividades agrícolas el del rendimiento obtenido de la tierra. Los peritos establecieron que cada almud de tierra de primera sembrado de trigo podía producir 3 fanegas, el almud de tierra de segunda producía 2 fanegas y el almud de tercera daba una cosecha de fanega y media.

Un almud de tierra de primera sembrado de cebada daba de utilidad 5 fanegas, el de segunda calidad 4 fanegas, pero necesitando un año de descanso. La cebada sembraba en un almud de tierra de primera calidad, producía 10 almudes y en segunda calidad 8 almudes. Se estima que 110 almudes de simiente se sembraban en esta calidad.

Por lo que respecta al centeno, un almud de tierra de primera calidad podía dar 2 fanegas y media de producción. Se sembraban 150 almudes de centeno en tierras de segunda calidad. El resto de siembra de este producto se realizaba en tierras de tercera calidad y el rendimiento era de fanega y media. La avena y la escaña se sembraban en tierras de tercera y su rendimiento era de 2 fanegas por cada almud de tierra sembrado.

En relación con las legumbres, los garbanzos se sembraban en tierras de segunda y un almud de tierra producía una fanega. Las guijas eran cultivo destinado a tierra de tercera calidad y de un almud de tierra se podía obtener una fanega. Ambas legumbres tiene, por lo tanto, el mismo rendimiento por almud de tierra.

En los otros tipos de cultivos los rendimientos se regulan en las siguientes cantidades. La fanega de tierra sembrada de azafrán podía dar un rendimiento de 2 libras en tierra de primera calidad, libra y media en tierras de segunda y 1 libra en tierras de tercera.

Las viñas en tierra de segunda, con 200 cepas en cada almud, podían dar de rendimiento 5 arrobas de cada almud, puestas unas a manta y otras en heras. En tierras de tercera, con 180 cepas plantadas en cada almud, la cantidad de uva obtenida podía ser de cuatro arroba por almud.

Se regula que en cada almud de tierra, tanto en tierra de segunda como de tercera calidad, existían 20 pies de olivo. Se estimó que se pueden obtener 15 reales de la producción de aceituna del almud de olivar en segunda calidad y 10 reales de la producción de aceitunas en tierra de tercera calidad.

Para estimar la riqueza que se obtenía de todas estas cantidades cosechadas es imprescindible conocer el precio que estos productos tenían cuando eran comercializados. Los precios que se recogen están expresados en reales de vellón. 

Para los cereales los precios eran los siguientes: la fanega de trigo tenía un precio de 18 reales, la de centeno 12 reales, la de cebada 9 reales, la de avena y escaña 4,5 reales. Una fanega de garbanzos tenía un valor de 30 reales y la de guijas 18 reales. La arroba de miel se valora en 22 reales y la de uva en 3 reales. La libra de azafrán tenía un precio de 44 reales y la libra de cera de 8 reales.

Estos precios de los cereales nos indican la importancia que cada uno tenía, derivada de su consumo, como alimento y como forraje para la ganadería.

De acuerdo con todos los datos anteriores relativos a cantidades de producción y precios estimados podemos establecer la cantidad bruta de reales de vellón obtenida por la agricultura. La cantidad derivada de la cosecha de cereales se valora en 211.740 reales de vellón. Los rendimientos de las cosechas de garbanzos y guijas los estimamos en 2.760 reales de vellón. El azafrán era un cultivo que reportaba unos ingresos de 4.224 reales. De las viñas y olivos se obtenían unos 540 reales de rendimiento.

En total, la cantidad obtenida como rendimiento de la agricultura y resultado de todas las partidas anteriores, da un monto de 219.264 reales. Que suponen 54.816 pesetas y unos 330 euros.

La conversión en pesetas en base a cuatro reales cada peseta nos da una valoración de 54.816 pesetas. Esta cantidad, con relación a los rendimientos de la agricultura, en la actualidad, nos parecerá casi increíble, y más todavía si pensamos que de ella tenemos que descontar los pagos de impuestos a la Corona y a la Iglesia.

De las tierras incultas también se podría obtener beneficios. Así la Dehesa estaba arrendada en 150 reales a Antonio Anaya, vecino de la Ciudad de Huete, y los cotos lo podían estar en 110 reales. Pero esta cantidad no se cobraba porque estaban cedidos al Obligado de la carne. El resto de la tierra no labrantía sólo sirve de pasto. Esta tierra y las rastrojeras las aprovechaba también el obligado de la carne a cambio de abastecer de este producto a la Villa. Del aprovechamiento de las rastrojeras se podrían obtener 220 reales.

A mediados del siglo XVIII la actividad económica descansaba en la agricultura y la ganadería. No podemos olvidar que el 72,5 % de los vecinos de la Villa tenían sus ingresos dependientes de las actividades en el campo.

Para seguir avanzando en el conocimiento de la riqueza generada por la villa de Loranca, vamos a ocuparnos de los datos que las Respuestas nos aportan para conocer lo relativo a la riqueza generada por la ganadería.

 La ganadería y los rendimientos derivados de las actividades ganaderas.

En el momento de ejecutarse las Diligencias para el establecimiento posterior de la Única Contribución podemos decir que se contabiliza la existencia de 1.988 cabezas de animales. Que se desglosan del siguiente modo: 1.657 cabezas de ganado lanar, de las que 1040 eran ovejas 28 borregas, 563 eran corderos y 26 murecos y primales. Lo que suponían 1.657 cabezas de ganado lanar.

Se calcula que existían unas 21 cabezas de ganado caprino que “se mantenían en término extraño por no ser este capaz para ello por la carestía de montes”.

Los 259 animales de labor se reparten en 24 vacas, 66 burros y burras, 24 yeguas y caballos y 145 mulas y machos. También existían 51 cerdos de cuchillo para el consumo de los vecinos.

Se recoge la existencia de 112 colmenas. Cada colmena podía producir 2 libras de miel y 3 onzas de cera. El valor de una libra de miel era en Loranca era de 30 maravedís y el valor de una onza de cera de 16 maravedís. Podemos considerar que medio kilo de miel costaba un real. La cosecha de miel y cera se valora en 320 reales.

Las colmenas eran propiedad de Bernarda Herranz que era dueña de 43, Francisco Bonilla era propietario de 55, Juan Antonio Sánchez tenía 2 colmenas y Teresa Jiménez 8. El presbítero Don Pedro Bonilla era propietario de 4 colmenas.

Uno de los ingresos principales derivados de la ganadería era el esquileo de la lana. El esquileo lo realizaba cada propietario o cada pastor. S estimó que era necesario para obtener una arroba de lana 10 ovejas borregas ó 10 borregos, 7 carneros o primales y 25 corderos o corderas de aniños.

Se podían obtener 106 arrobas y 10 libras del esquileo de las ovejas y borregas, 4 arrobas de los murecos y primales y unas 22 arrobas y 9 libras de lana de los corderos. Suponen en total 132 arrobas y 19 libras de lana de las que se obtenían 3 319 reales.

La arroba de lana estaba valorada en 25 reales. Una arroba, según la medida castellana tenía 25 libras, por lo que el valor de una libra de lana era de un real. La arroba de queso también se valora en 25 reales

Las 21 cabezas de ganado caprino dejaban un beneficio de 500 reales que se obtenían porque la leche se beneficiaba en queso y se obtenían unas 20 arrobas, valorada cada una en 25 reales. Lo que suponía unos ingresos de 500 reales

Para tener una idea más completa de los beneficios que podían obtenerse de la actividad ganadera, se recogen los siguientes datos relativos al precio estimado para los animales de la cabaña ganadera Para el ganado lanar se estima que una oveja estaba valorada en 13 reales y un mureco en 35. Un cordero tenía un valor de 12 reales. El valor de algunos animales de ganado cabrío era de 6 reales para una cabra y de 7 reales para un cabrito.

Los animales de labor eran vacas, burros y burras, caballos, yeguas, machos y mulas. Las vacas se utilizaban en las labranzas hasta que se desechan por viejas. Cada año pueden desecharse dos que vendidas por su carne y piel pueden dejar una utilidad de 110 reales cada una. Existían 20 yeguas y 4 caballos que también se mantenían en pastos de otro término, pero como en el caso del ganado cabrío no sabemos de que lugar se trata. De las yeguas, reservadas las necesarias para reemplazar las viejas e inútiles, se podían vender 2, valorada la venta de cada una en 60 reales. El valor de cada cerdo para la matanza era de 100 reales.

De la venta de ovejas, corderos y de animales de las otras cabañas que eran desechados por viejos o por inútiles y de los que se aprovechaba su carne y su piel se obtenían 6.910 reales.

Los ingresos por lana, queso y desecho de animales por viejos e inútiles era de 10.729 reales. A lo que hay que añadir los 320 reales que las Respuestas dicen que se obtenía de la explotación de las colmenas. Todo suponía 11.049 reales, lo que suponen unas 2.763 reales y por lo tanto unos 18 euros.

El Diezmo se aplicaba sobre la venta de la lana, la fabricación de queso y sobre los corderos. También se aplicaba el Diezmo a la miel y a la cera.

Todos los datos recogidos al examinar la situación de la ganadería en la Villa de Loranca incluyen al estamento secular y al estamento eclesiástico. Como en el caso de las colmenas las Respuestas nos dan el dato relativo al monto de propiedad ganadera en manos de eclesiásticos.

Al elemento eclesiástico pertenecían 12 ovejas de pacedera y 4 corderos. De estos animales sacaba una utilidad de 35 reales por la venta de 35 libras de lana y 50 reales por la venta de dos ovejas y dos corderos. En total 85 reales, de los que tenía que destinar 3 reales y 17 maravedís para pagar el Diezmo por la lana que esquilaba. Diezmo que estaba obligado a pagar por que este ganado era una propiedad patrimonial. No da las Respuestas el nombre de este eclesiástico.

Los ingresos totales por actividades agrícolas y ganaderas suponían 230.313 reales de vellón, que son 57.578 pesetas y suponen unos 346 euros.

La fiscalidad de la Iglesia. El pago del Diezmo.

Nos hemos referido anteriormente al Diezmo como impuesto que había que pagar a la Iglesia por los productos brutos obtenidos de la agricultura y la ganadería. Como este impuesto y todos los que a continuación se van a reflejar ya han sido explicados al exponer el sistema impositivo y de fiscalidad existente antes de esta reforma del Marqués de Ensenada, vamos a ver de modo práctico como funcionaba la recaudación que tenía como destinataria a la Iglesia

La villa de Loranca del Campo debía pagar el Diezmo, el Diezmo Primicia, el Voto del Señor Santiago y Santos Lugares, según consta en Los Pliegos de Tazmías librados para la ejecución del Catastro por la Contaduría General de los Diezmos

Los destinatarios del Diezmo eran el Obispo de Cuenca, el-Párroco de la Villa por su beneficio de curato, y 4 prestameros, que eran dos presbíteros de Cuenca, llamados Don Isidro Sánchez y Don Pedro de Pinos, Don Martín Saiz Villena presbítero de Pineda de Guijuela (Cuenca) y Don Mateo Utarri clérigo de corona en la Villa de Alcocer (Cuenca). clérigo que solo tenía la primera tonsura.

Como ya hemos recogido en otros apartados dedicados al pago de impuestos la cantidad diezmada se dividía en tres partes. Una parte era destinada al clero local, otra parte era la destinada al obispado al que pertenecía la población y la otra podía tener distintos destinatarios.

Como la producción de la tierra ya ha sido expuesta debemos decir que de la cosecha de cada especie de cereal había que Diezmar el 10%. Por lo tanto de la cosecha de granos se diezmaban 956 fanegas de trigo, 248 de cebada, 86 de centeno y 156 de avena, que valorada cada fanega al precio dado en el apartado sobre la agricultura dan un valor de 21.174 reales.

De las cantidades arriba indicadas para el pago del Diezmo de los cereales correspondían al pago del Derecho de Primicia para el clero local 45 fanegas de trigo, 22 fanegas y 6 celemines de cebada, 20 fanegas de centeno y 24 de avena y escaña que suponían 1.361 reales. Por lo tanto, el clero local recibía un tercio del Diezmo mas los ingresos derivados del derecho de Primicia.

En la Villa de Loranca el Diezmo Primicia además del Párroco de la Villa iba destinado a los Prestameros que ya eran destinatarios del Diezmo. El pago de la primicia recaía sobre “cualquier persona que labre, siembre y recoja frutos en la tierra”. 

En esta Villa la cantidad a diezmar era de 1 almud de cada 11 almudes de las especies de medida; es decir lo cereales o granos, que cogen los vecinos. Este impuesto se aplicaba a las cantidades cosechadas por los vecinos, pero no a las obtenidas por propietarios de tierra que no eran vecinos de la Villa. Por ello, este impuesto es muy útil para conocer el producto que obtenían propietarios que tenían su domicilio fiscal, hablando con una terminología actual.

Igualmente se diezmaban dos fanegas de garbanzos, que ascendían a 60 reales y 12 guijas con un valor de 216 reales. Lo que suponían 276 reales. El Diezmo de cereales y legumbres era el 10% de la cosecha obtenida.

El azafrán se diezmaba a razón de 1 onza de cada 16 cosechadas, lo que equivale a algo mas del 6% de la producción. De las 96 libras cosechadas había que diezmar 6 que valorada a cada una a 44 reales daba un monto de 264 reales.

Todas las cantidades destinadas al pago del Diezmo y al Derecho de Primicia de los productos agrícolas de las cosechas de cereales, legumbres y azafrán suponían ascendían a un total de 21.714 reales; lo que supone 5.429 y pesetas y son unos 33 euros.

La ganadería tenía que destinar las siguientes cantidades al pago del Diezmo. Del esquileo de lana se tenían que diezmar 319 reales. El Diezmo del queso eran 50 reales. Los corderos que se diezmaban eran 47, que valorados a 12 reales cada uno dan una cantidad de 564 reales.

Se diezmaban 20 libras de miel y 1 libra y media de cera, que suponían unos 16 reales y 17 maravedís. De la cera se diezmaba algo menos del 9% del total de la cosechas obtenida.

Por lo tanto, el Diezmo aplicado a la ganadería ascendía a 949 reales, que son unas 237 pesetas y un euro y medio.

Como en el caso de la agricultura solía ser el 10% de las cantidades obtenidas de lana, queso, cera y miel y por lo que respecta a los corderos era de casi un 8,5%.

Para el pago de los Diezmo mayores y menores correspondientes a la agricultura y a la ganadería en la Villa de Loranca del Campo había que destinar 22.663 reales de vellón. Lo que suponen 5.666 pesetas y unos 34 euros.

            El Voto del Señor Santiago y Los Derechos de Santos Lugares eran los otros dos pagos a la Iglesia El primero era un tributo anual que se recaudaba en beneficio de los Canónigos de Santiago de Compostela, pero las Respuestas no nos dicen ni la cantidad ni como se realizaba el pago de este impuesto.

Los Derechos de Santos Lugares se pagaban de los bienes del Común y la cantidad a satisfacer era de 30 reales.

Las haciendas de particulares también estaban gravadas con censos particulares, por lo que además del pago de estos impuestos, tenían que hacer frente al pago de los réditos de este endeudamiento privado.

Ingresos y gastos del Común. La Hacienda municipal.

En Loranca, la Villa y su Concejo gozaba como bienes propios del Común las casas consistoriales, compuestas de cárcel, carnicería y fragua. De estas propiedades no se obtenía ningún tipo de beneficio. También era propiedad de su Ayuntamiento el horno de pan cocer que reportaba anualmente 850 reales.

El Común era dueño de diversas tierras situadas en la vega baja de La Puentezuela, en el arroyo del camino a La Olmedilla, en el Vallejo de la Rivilla, y en el Cerro de Nuestra Señora del Socorro que no reportaban ninguna utilidad. También pertenecía al común la dehesa del Monte de Cabeza Aguda arrendada en 150 reales. Los cotos estaban arrendados al obligado de la carne, D. Marcos de Parada, vecino y Regidor Perpetuo de la ciudad de Huete, que no pagaba nada por ellos y que podía valorarse su utilidad en 110 reales anuales. Igualmente D. Marcos de Parada disponía de las rastrojeras de la tierra por las que no pagaba arrendamiento y se podrían valorar en 220 reales.

El Concejo también tenía ingresos derivados del arrendamiento de los Servicios de Abastos Públicos. Estaban arrendados a Sebastián de Saceda. De la tienda y taberna se obtenían 400 reales, de la renta del aguardiente 250 reales, de la Alcabala del Viento 100 reales y del Oficio de Correduría 539 reales. Todos estos arriendos ascendían a 1.289 reales cantidad que se destinaba al pago de este impuesto.

En algunas poblaciones el pago de este impuesto se arrendaba y el arrendador se comprometía a pagar dicha cantidad a la Hacienda Real obteniendo un beneficio por la diferencia entre lo que podía recaudar y lo pagado. También en algunos lugares se rebajaba la Alcabala algunos día para permitir el desarrollo de ferias y mercados locales y favorecer trueques y permutas que también estaban gravados con la Alcabala.

El Concejo disponía como bienes propios las Tercias Reales de granos y corderos, de las que se regulan anualmente y por computo de quinquenio 1.759 reales. De esta fiscalidad enajenada a la Corona no consta privilegio y se realiza por costumbre inmemorial.

Los ingresos de la hacienda municipal derivados de todas las cantidades anteriores nos dan un monto de 2.759 reales, que son 689,75 pesetas y por ello 4,15 euros.

La Villa tenía enajenado de la Corona un oficio de Escribano de el Número y Ayuntamiento por el que recibe el titular del oficio 850 reales, cantidad en la que están incluidos los 350 reales que le paga el Ayuntamiento por situado en este oficio en la administración municipal. Los otros 500 reales los recibe de la Hacienda Real por ser Escribano de Numero en la Villa que tiene enajenada esta renta.

Loranca tenía los gastos que se recogen a continuación y que se pagaban de los bienes propios del Concejo. Estos gastos ascendían a 1.790 reales. Para fiestas religiosas se destinaban 600 reales, que se desglosan en 30 reales para el impuesto de Santos Lugares, 50 reales para la Caridad de la fiesta de San Juan, 220 reales para la fiesta de Santa Quiteria, 35 reales para el pago de las Bulas y al Comisario de Bulas y 265 reales para la fiesta de la patrona Nuestra Señora del Socorro.

Los gastos oficiales derivados del funcionamiento del Ayuntamiento eran 120 reales para cartas de pago en Huete, 30 reales para viajes de los alcaldes a Huete y 75 reales del papel sellado. Estas partidas ascendían a 225 reales.

Para las reparaciones de servicios públicos se destinaban 381 reales, repartidos en 115 reales para encañados y fuentes, 116 reales para veredas y 150 para la conservación de las casas del Ayuntamiento.

El Común pagaba 584 reales de sueldos repartidos en los 350 reales del escribano del Ayuntamiento y 234 reales para el sueldo del Guarda de los Panes, encargado de vigilar los sembrados para que los ganados no estropearan la cosecha de granos.

Además de todos estos gastos la Villa, su Concejo, Propios y haciendas particulares de sus vecinos están cargadas con 4.500 ducados de capitales de censos redimibles que con Facultad Real fueron solicitados para eximirse de la jurisdicción de La Ciudad de Huete, de donde era aldea.. De este principal se pagan anualmente 1.485 reales de intereses. Estos intereses se abonan a la Mesa Capitular de la Santa Iglesia de Cuenca, que recibe 759 reales, a Pablo Talavera, vecino de La Olmedilla, 165 reales, a Don José Cabeza de Vaca, vecino de la Ciudad de Huete, 330 reales y a Don Juan Manuel Álvarez de Toledo, mayor hacendado de esta Villa y vecino de la ciudad de Cuenca, 231 reales. Estos intereses se pagaban de los bienes propios y el año que estos bienes no podían hacer frente al pago se realizaba por reparto, a proporción, entre los vecinos.

Los gastos del Común en base a las partidas anteriores ascendían a 3.275 reales, que suponen 818,75 pesetas y 4,92 euros.

Haciendo un balance de ingresos y gastos la hacienda municipal presenta un déficit de 516 reales, que serían 129 pesetas y unos 0,78 euros. Esta situación de endeudamiento era endémica en los municipios castellanos

Los vecinos de Loranca debían satisfacer un total de 29.642 reales para el pago de impuestos a la Hacienda Real y a la Iglesia. Esta cantidad supondrían 7.410,5 pesetas que son 44,54 euros.

Beneficios y utilidades derivadas del trabajo en oficios de industrias, artes y comercio.

Las diligencias para las averiguaciones de el establecimiento de la Única Contribución completan los datos de la riqueza agrícola y ganadera con los relativos a las utilidades obtenidas por los ocupados en actividades profesionales relacionadas con la industria y el comercio. En este apartado se incluyen los vecinos ocupados en oficios relacionados con la administración y los que ejercían profesiones de tipo liberal.

La información que obtenemos de estas averiguaciones tienen un contenido nos dan datos interesantes para completar la situación económica de la Villa. Así mismo podemos conocer los servicios de los que disponían sus habitantes y lo que podríamos llamar nivel de ingresos.

El abastecimiento público de los productos de alimentación en Loranca estaba arrendado por Sebastián de Saceda y el beneficio del arrendador era de 600 reales.

También están relacionadas con los abastos de productos de alimentación las actividades que desempeñaban los tres arrendadores del Horno de Pan Cocer, propiedad de la Villa, ya que no existía panadería y se le regula a cada uno una utilidad de 200 reales. Estos arrendadores eran Juan de las Heras, Manuel López y Pedro Cantero. Las Respuestas nos dicen que la leña para bardar el horno había que traerla de otra jurisdicción con el peligro de que por este hecho pudieran ser penados los arrendadores.

Existe una carnicería pública que reporta a su oficial, vecino de Carrascosa del Campo, un beneficio de 200 reales. El Obligado de abastecer de carne a la villa es Don Marcos de Parada, vecino y regidor perpetuo de la Ciudad de Huete, y por ello tiene un beneficio de 330 reales, ya que sus ganados pastan en las tierras de los cotos y aprovechan las rastrojeras sin pagar por ello al Concejo el arrendamiento que se estima para las tierras de los cotos y por el aprovechamiento de rastrojos.

Por lo que se refiere a oficios relacionados con empleos municipales tenemos que nombrar al Escribano de Número y Ayuntamiento, José Molina Guardia, que tenía unos ingresos de 850 reales.

Al Guarda de Panes, Juan de Dios, se le regula una utilidad de 534 reales, donde están incluidos los 234 reales que recibe de sueldo por el ayuntamiento.

Por lo tanto son seis los vecinos ocupados en oficios administrativos y de abastos. 

No podemos contabilizar a los ocupados en los oficios del abasto de carnes pues no eran vecinos de Loranca, como ya se ha mencionado.

Los oficios ligados a la administración de impuestos eran el del administrador de los frutos diezmales, que tenía por ello unos ingresos del 5% de los bienes diezmados, y se le regula al año por quinquenio 1.030 reales.

En Loranca funcionaba un mesón el dueño era Rafael Fernández y tenía unos beneficios de 1.200 reales. A su criado se le regula una utilidad de 100 reales.

En Loranca no había médico, ni boticario. 

Existía un sangrador llamado Cristóbal Sánchez al que su oficio le reportaba 1.050 reales.

El sacristán llamado Gabriel López Molina tenía una utilidad por el desempeño de este oficio de 700 reales. Era también el Maestro de Primeras Letras por lo que hay que añadirle una utilidad de 400 reales.

Estas últimas ocupaciones suponen 4 vecinos. 

Por lo que se refiere a las ocupaciones en actividades artesanales podemos decir que La Villa tenía un herrador y dos herreros. Al herrador que también hacía las funciones de veterinario y que se llamaba Juan Manuel Pérez Ferrer se le estima una utilidad de 1.700 reales. A uno de los herreros llamado Francisco Ruiz de Medina se le estima de beneficio por día trabajado 7 reales. Tiene un criado y aprendiz, Alfonso Urdillo, al que se le regulan diariamente 3 reales y 17 maravedís. El otro herrero, Alfonso Urdillo, por su edad y achaques trabaja poco y sólo se le consideran 3 reales y 17 maravedís. Como vemos el hijo de uno de los herreros trabajaba de aprendiz con el otro herrero que trabajaba en la Villa.

El carretero, Juan Fernández, tenía un salario por día de 7 reales y su aprendiz un salario de 3 reales y 17 maravedís. Con él trabajaba su hijo Francisco como aprendiz con un salario de 3 reales y medio. Vemos que su apellido coincide con el del dueños del mesón, por lo que podemos decir que eran hermanos. Cuando las Respuestas dan nombres de vecinos donde coincide el apellido se pone al lado de cada nombre la expresión mayor o menor para informarnos del parentesco de padre e hijo.

En Loranca se registra la existencia de dos albañiles y por su poca práctica en este oficio se estima que los días que trabajan pueden obtener una utilidad de 5 reales cada uno. El nombre de estos albañiles era Alejandro Fernández y Vicente Sánchez.

Existía un cardador de lana llamado Bernardino García con una utilidad en los días que trabaja de 4 reales y 17 maravedís. El rastrillador ganaba 4 reales con salario y comida. No sabemos el nombre de este artesano

Son 10 individuos los que en Loranca desempeñaban oficios manuales. De ellos 8 eran oficiales y 2 aprendices, en ambos casos eran el hijo de un herrero y el del carretero.

Las Respuestas de la Villa no nos dicen el número de días trabajados por los artesanos, por lo que tenemos que considerar el mismo número que trabajaban en los otros pueblos de este municipio.

En total, los ocupados en el abasto y servicio público, los ocupados en oficios manuales y comercio y los que desempeñaban oficios relacionados con la administración eran 20 vecinos, que suponían un 15 % de la población

En Loranca existían 33 jornaleros, un 25% de los vecinos del censo, y se les regulan que ganan los días que trabajan 4 reales incluido el alimento. También se regula para los labradores una utilidad diaria de 4 reales y para los pastores de 3 reales.

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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