Entre
los retablos laterales y el retablo mayor de la iglesia del monasterio de Uclés
había dos sepulcros en arcosolios, uno del Infante Manuel y su
esposa, y otro de dos de sus hijos.
Manuel
de Castilla (Carrión de los Condes, 1234 - Peñafiel, 25 de diciembre de 1283);
infante de Castilla y León, hijo de Fernando III de Castilla, rey de Castilla y
León, y de la reina Beatriz de Suabia. Fue el primer señor de Villena,
Escalona, Peñafiel, Elche, Santa Olalla, Ágreda, Roa, Cuéllar, Chinchilla, Aspe
y Beas. Fue alférez del rey (1258-1277) y mayordomo mayor (1279-1282), durante
el reinado de su hermano Alfonso el Sabio, así como adelantado mayor de Murcia.
En 1261 el
Infante Manuel y su primera esposa, la Infanta Constanza de Aragón, ingresaron
como familiares en la Orden de Santiago y decidieron sepultarse en su Casa
Madre, el monasterio de Uclés, situado en la provincia de Cuenca.7 Su propósito
era fundar una capilla y dotarla con cuatro capellanes en el Monasterio de
Uclés, y recibir allí sepultura junto a su esposa.
Sin embargo,
está documentado que la capilla no llegó a construirse nunca y, a la muerte de
los dos infantes, sus cadáveres recibieron sepultura, junto con el de su hijo
Alfonso Manuel, fallecido en 1276, en el altar mayor de la iglesia del monasterio
de Uclés, en el lado del Evangelio, en una sepultura rasa colocada en el hueco
de la pared del presbiterio.
Posteriormente,
es posible que los sepulcros de los infantes fueran retirados del Altar Mayor
y, según algunas fuentes, hoy día se encontrasen en la cripta situada debajo
del templo, permaneciendo allí sin identificar, al igual que los restos de
varios personajes notables que se encontraban sepultados en la cripta. No
obstante lo anterior, es posible que los sepulcros fueran destruidos durante la
Guerra de la Independencia, cuando el monasterio de Uclés fue desvalijado por
las tropas francesas.
En el monasterio
de Santa María la Real de Las Huelgas de Burgos existe un sepulcro que la
tradición atribuye al infante Manuel de Castilla, hijo de Fernando III de
Castilla. No obstante, en realidad ese sepulcro contiene los restos del infante
Pedro de Castilla, hijo de Sancho IV y de la reina María de Molina, fallecido
en 1319
De
las capillas funerarias adosadas en el lado de la epístola, la más cercana a la
cabecera pertenecía al Adelantado de Cazorla Pedro Hurtado
de Mendoza, hermano del Cardenal Mendoza. Hijos del Marqués de Santillana. Casa
con Juana de Valencia que muere en 1522. Su marido en 1505 y no se enterrara en
Uclés. Ambos fueron sepultados en el convento de dominicos de Benalaque,
Guadalajara, aunque posteriormente sus sepulcros fueron trasladados a la
iglesia de San Ginés de Guadalajara, donde serían destruidos en 1936, durante
la Guerra Civil Española.
A
continuación se encontraba la capilla del conde de Paredes. Pedro Manrique de
Lara, II conde Paredes de Nava, hijo del maestre Rodrigo y hermano mayor del
poeta Jorge Manrique. Conocida en los círculos santiaguistas como capilla del
conde de Paredes. Sabemos por su testamento que Pedro Manrique la adquirió de
manos del prior Juan de Velasco en torno a 1481. Pedro Manrique pensó en
utilizar este espacio como panteón familiar, pues en sus mandas testamentarias
dejó estipulado el traslado de los restos de su madre y hermanos difuntos
sepultados en la e-mita de Santa María de la Peña en Segura de la Sierra, Jaén,
así como los de su hermano Jorge, enterrado en el cuerpo de la iglesia
conventual de Uclés.
No
obstante, a pesar la idea del conde de Paredes de establecer el panteón de su
linaje en la conventual santiaguista no llegó a consumarse.
La
tumba de Jorge Manrique permaneció en la iglesia primitiva al menos hasta las
primeras décadas del siglo XVII y en lo tocante a su madre y hermanos, parece
que tampoco llegaron a Uclés.
Es
muy posible que las causas que originaron este cambio de tendencia fuera el
estrechamiento de las relaciones de los Manrique con los franciscanos,
circunstancia que se tradujo en el patronato de diversos conventos de esta
orden como el convento de Santa María de Corpus Christi o el de Nuestra Señora
de la Misericordia en Paredes de Nava. En consecuencia, buena parte de la
familia Manrique hasta el quinto conde de Paredes dispersó sus enterramientos
entre ambos monasterios.
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