martes, 9 de febrero de 2021

El monasterio de Montesión de Toledo y el Monasterio de Monsalud en Guadalajara. Orden del Cister

 I Congreso de Historia de Castilla-La Mancha Tomo VI Campesinos y señores en los siglos XIV y XV, 1988.

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Montesión

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De acuerdo con las intenciones reformadoras, fue dotado pobremente. Tan sólo contaba en sus inicios con los 600 florines del tesorero y obrero de la catedral de Toledo, Alonso Martínez. Con ellos adquirieron la ermita de Montesión, en la vega de San Román, junto al Tajo y una heredad hasta Peña Ventosa. En 1431, Y ante la falta de recursos, el monasterio admitió como fundadores al contador mayor de Juan II, Alonso Alvarez de Toledo y su mujer, Catalina Núñez. Estos donaron, en diversos momentos, gran parte de la vega de San Román, con el río y soto; un retablo de Flandes, que costó 150.000 maravedíes y 25 florines; ornamentos de brocado para la sacristía con ricas joyas; 30.000 maravedíes de juro en Toledo, Pulgar-Toledo- y Cuenca; y edificaron la iglesia y tres lienzos del claustro, refectorio, capítulo y cocina con otras oficinas.

Entre 1427 y 1446 el tesorero y obrero de la catedral, Alonso Martínez, incorporó al monasterio recién fundado por donaciones sucesivas una viña en Peña Ventosa Mayor; otra en Peña Ventosa Menor; otra en el camino de Vargas, por la que pagó 4.300 maravedíes; una tierra y viña camino de Vargas que costó 2.300 maravedíes; 200 maravedíes de tributo sobre 18 aranzadas y 80 estadales en Benalhavía; la heredad de la vega de San Román; y 15 maravedíes de tributo sobre una viña de aranzada y media.

La pobre dotación y la falta de recursos del monasterio de Montesión fueron suplidas por el de Santa María de Valbuena, desde la incorporación de éste a la reforma, en 1430, y hasta 1447, haciendo frente a los gastos de la edificación del monasterio de Toledo y a los que originaba la extensión de la observancia, favorecida por Juan II. 

El monarca concedió a Montesión los privilegios renunciados por Alonso Álvarez de Toledo, su contador: 5.000 maravedíes de juro en las rentas de las alcabalas de especiería y buhonería de Toledo; diez cahíces de trigo, dos de cebada toledanos y 1.000 maravedíes en las alcabalas de la carne y pescado de Toledo; 5.000 maravedíes en las alcabalas de Pulgar; 5.000 maravedíes en las de la leña y el carbón y otros 5.000 en las de la fruta verde y seca de Toledo. Enrique IV confirmó los privilegios de su padre y añadió, también por renuncia de Alonso Alvarez de Toledo, 4.500 maravedíes en los lugares realengos del sexmo del Campo; 3.000 maravedíes en las alcabalas de los lugares realengos del sexmo de Torralba; y 2.500 maravedíes en los lugares realengos de Chillaron, todos ellos en tierra de Cuenca. Los Reyes Católicos los volvieron a confirmar y concedieron por renuncia de García de Toledo, obispo de Astorga, 1.877 maravedíes en la alcabala de la leña; 3.000 maravedíes en la de la especiería y buhonería y 2.000 maravedíes en la de la fruta de Toledo; más por renuncia de Pedro Núñez de Toledo, 6.000 maravedíes de juro en las alcabalas de Casasbuenas, en el arcedianazgo de Toledo.

La adquisición de tierras se realiza muy lentamente, debido a la falta de recursos del monasterio. Hasta 1450 sólo habían comprado tres viñas de pequeña extensión, con un gasto de 2.850 maravedíes linderas con las tierras del monasterio. Esta es la tónica general, pequeñas propiedades, plantadas sobre todo vides, aunque no faltan referencias a frutales y olivares todas ellas en las proximidades del monasterio, o lindantes con tierras que ya son de su propiedad, en el camino de Corral Rubio, en Peña Ventosa y la Bastida. Por ellas se pagaron reducidas cantidades de dinero. En 1450 se hacen tres compras por un monto total de 6.900 maravedíes, dos en 1456 por 5.050 maravedíes; dos en 1458 por 495 maravedíes; dos en 1460 por 2.000 maravedíes y diez fanegas de cebada; una en 1462 por 550 maravedíes, tres en 1464 por 2.800 maravedíes; dos en 1465 por 2.200 maravedíes; dos en 1467 por 17.000 maravedíes; dos en 1468 por 2.026 maravedíes; una en 1471 por 2.000 maravedíes; una en 1474 por 300 maravedíes y una en 1475 por 470 maravedíes. Hasta 1483 no adquiere el monasterio dos heredades mayores, una el 10 de marzo, de Jacob Hahen Camerro y doña Cinha su mujer, que venden por 11.000 maravedíes, su heredad de Guajaraz, Toledo, con sus casas, tierras y majuelo, en el camino viejo de Guadamur; la otra el 31 de mayo de 1483, de Bernardino de Toledo y su mujer que venden la heredad de Valhermoso con unas casas, viñas, árboles y tierras, con carga de ciertos tributos en algunas viñas. Pagó el monasterio 35.000 maravedíes por la heredad y 10.000 más por los muebles de la casa.

En 1485 García Álvarez de Toledo, obispo de Astorga, donó al monasterio 100.000 maravedíes para la compra de heredades. Con este dinero se adquirieron cinco viñas en 1486 por 11.400 maravedíes. Ese año se compraron también sin que la documentación señale que con cargo a los "dineros del obispo", otras cuatro viñas, con un coste de 20.350 maravedíes.

Las dos últimas adquisiciones fueron una tierra calma junto a la granja del monasterio, por 50 reales, en 1490. Y la primera dehesa, pagada con parte de 400.000 maravedíes que donó en el año 1502 el administrador apostólico de Coria. Con ellos se compró la mitad de las dehesas de Ciruelos y San Esteban, en la sierra de Layos en término de Mazarambroz, y los derechos sobre el molino de San Martín, a la cofradía de San Miguel y San Bartolomé, por 336.000 maravedís. También compró el monasterio otros bienes urbanos: una casa en el arrabal, en la calle de Rocines, que estaba arrendada en 750 maravedíes; dos gallinas y 1/4 de arroba de ajos, por 13.000 maravedíes en 1486. Y en 1490 adquirió de Luis Alvarez los batanes de Corral Rubio por 100.000 maravedíes. Una parte importante del patrimonio procede de donaciones, entre vivos o testamentarías, que mantienen la misma tónica de pequeñas propiedades, viñas, olivares y tierras cercanas al monasterio, en Nambroca y Sonseca, algunas de ellas cargadas con un tributo.

Otras donaciones aportaron rentas: 10 fanegas de sal sobre las salinas de Peralejos, en 1438; otras seis sobre las de Abejares, en 1457; 200 fanegas de trigo de la medida mayor, situadas en las tercias de pan de Malagón, Villarrubia y Piedrabuena, donadas por Rodrigo Girón, Maestre de Calatrava.

Otras donaciones importantes provinieron de Luis Núñez, arcediano de Madrid, que dejó 100.000 maravedíes para concluir el retablo de la capilla de su enterramiento, colgaduras, alfombras, ornamentos, cálices, cruces y candeleros para la capilla; más 100 volúmenes de libros. Del remanente del testamento el monasterio recibió 66.140 maravedíes que en gran parte se dedicaron a la compra de heredades.

Por último, dos donaciones proceden de monjes en el momento de su profesión: un colmenar en la Garganta, valorado en 25.000 maravedíes, y tres pedazos de viña en Burguillos. El monasterio trocó algunas de estas propiedades, bien por estar gravadas con tributos o por no encontrarse cerca de otras propiedades monacales. Parte del patrimonio se encontraba arrendado, por cantidades pequeñas, dado lo reducido de las propiedades. La mayor parte de los arriendos son casas, bodegas, tiendas y tenerías en Toledo. En resumen, el patrimonio se formó lentamente, mediante adquisiciones de pequeñas propiedades siempre cercanas al monasterio. Hasta principios del siglo XVI no se adquiere la primera dehesa. Durante el siglo XV el monasterio administra directamente sus propiedades, destinando un reducido número de arriendo, predominando entre éstas las fincas urbanas.

Monasterio de Monsalud, Guadalajara 

Situado en las proximidades de Córcoles, en el obispado de Cuenca. 

Resulta difícil precisar sus orígenes.

Pudo ser fundado  en 1141 por Alfonso VII. La noticia parece tomada de los falsos cronicones, pero es imposible contrastarla ya que el archivo del monasterio fue destruido por un incendio de enero de 1428. 

Sabemos que en junio de 1167 don Juan, Arcediano de Huete, dio la posesión de la aldea de Córcoles al monasterio cisterciense que llevaba varios años formado y construyéndose, y al que dona sus vacas, yeguas, puercos y colmenas, bienes muebles e inmuebles. 

Dos años después, Alfonso VIII confirmó la donación y señaló los términos: desde el río Guadiela hasta Pareja y desde Sacedón a Alcocer. Declara libre el ganado del monasterio en todo el reino y exime de impuestos tanto a los monjes como a sus mercaderías. Es la primera alusión a la ganadería como actividad económica. El mismo monarca le concedió la villa de Alocén en 1177, y en 1210, 20 cahíces de sal en las salinas de Atienza. 

Por una Bula de confirmación de Inocencio IV de 1250, conocemos las donaciones territoriales hechas al monasterio de Monsalud hasta entonces: Córcoles, Alcocén; Valdeloso; Cajatono; Valmera, en el camino de Pareja; Buenafuente, pago del término de Córcoles; Villafranca, junto al Tajo, en Auñon; una viña y una fanega de tierra en Villaverde del Costado; en Canalejas y otros lugares. 

Por primera vez se hace alusión a las viñas que adquirirán un gran desarrollo durante el s. XV. 

Por último, Alfonso XI otorgó carta de amparo para el monasterio y para sus vasallos y ganados. 

El s. XIV supone un retroceso en la actividad económica del monasterio, que se ve obligado a vender y a censar algunas de sus propiedades. Otras simplemente fueron usurpadas, como manifiesta Clemente VII en la bula dirigida al arzobispo de Toledo para que desagravie al monasterio de diezmos y otros muchos bienes que tanto eclesiásticos como seglares habían tomado, y para que vuelva y restituya a los monjes en la posesión de todo. 

La villa de Auñón había comprado en 1353 el lugar de Villafranca al monasterio. 

En 1396 el abad dio en censo un molino que el monasterio de Monsalud tenía en Córcoles al Concejo, con la condición de que éste edificara otro lagar junto a la puerta del monasterio, porque éste carecía de medios para poder hacerlo, más tres cántaros de aceite al año; ya los vecinos de Alocén unos molinos y unas tierras en aquel lugar. 

Pero el hecho que marca más claramente el retroceso es el contrato de perpetuo que Fr. Martín Medina, abad de Monsalud, estableció con el obispo de Cuenca sobre toda la hacienda de Picazo y Paradejas, por 500 fanegas de trigo y 1.000 mrs. cada año, puesto todo en Alcocer. Estas heredades, en el s. XVI, llegarán a alcanzar un valor de 100.000 mrs. anuales. Sin embargo el monasterio conservó algunas heredades. 

Cuando en 1560 se escribe el Libro de la fundación del Monasterio se señalan varias, de las que no se conoce la fecha de adquisición por el incendio del archivo, pero de las que se señala su "posesión pacífica e inmemorial": en la villa de Salmeroncillos de Abajo una casa, una era y en la vega tierras, con una capacidad de 250 almudadas de sembradura; en la de Valdeolivas una buena casa con corral y una cueva grande y otra pequeña, una tierra y nueve tinajas del Toboso, más 12 pedazos de tierras plantadas de viñas, olivos y frutales; en Villalba, en el lugar de la Moraleja, una casa medio asolada con un corral, y el heredamiento de La Cota; la granja de Villaverde, en término de Castejón, una tierra de 1.117 almudadas de trigo en sembradura, un molino harinero con cinco ruedas, un batán y unas casas con dos corrales y caballerizas. 

Cuando en 1489 se hizo el reconocimiento de las heredades de la Moraleja y la Serna se contaron 96.500 vides propiedad del monasterio; y diez años después 22.000 vides en la heredad de la Vega, lo que parece indicar la orientación vitivinícola de su actividad económica. 

Fue un monasterio pobre, con escasa comunidad. 

En 1560 hay siete sacerdotes, dos ordenados de epístola, un lego, un monje , un clérigo, dos donados y un mozo que donó lo que tenía por su mantenimiento; y estaba cargado de deudas, debiendo 106. 703 mrs., viéndose en la necesidad de vender tierras.

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