La que algunos consideran supuesta partida de nacimiento de Alcalá de Henares apareció a mediados del siglo XVIII, y es una partida de bautismo de “Juan Carbantas Cortinas”, a suyo margen se ha puesto, con mano distinta, “Miguel”.
Catalina de Cabrera y Ruy Díaz de Cervantes son bisabuelos
paternos de Cervantes.
Sus abuelos paternos fueron el licenciado
en leyes Juan de Cervantes y doña Leonor de Torreblanca, hija de
Juan Luis de Torreblanca, un médico cordobés;
Su padre se llamaba Rodrigo de Cervantes (1509-1585). Cervantes nació en Alcalá de Henares porque su padre tenía entonces trabajo allí; fue cirujano, oficio más parecido al actual practicante que a nuestra idea de médico.
Rodrigo casó con Leonor de Cortinas, natural de Arganda del Rey.
Sus hermanos fueron Andrés (1543), Andrea (1544), Luisa (1546), que llegó a ser priora de un convento carmelita; Rodrigo (1550), también soldado, que le acompañó en el cautiverio argelino; Magdalena (1554) y Juan, sólo conocido porque su padre lo menciona en el testamento.
Luís Astrana Marín defiende la condición de cristiano viejo de Cervantes, pero no está esta condición nada clara.
Empezó a publicar en 1948 una monumental biografía de Miguel de Cervantes en siete volúmenes, Vida ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, que terminó en 1958. Como cervantista es la apoteosis del método positivista y su documentación es prolija, abrumadora: un monumental esfuerzo de erudición que reúne 1410 documentos inéditos.
El bisabuelo de Cervantes, Ruy, o Rodrigo, Díaz de Cervantes, debió de nacer hacia 1435, fue trapero en Córdoba; su abuela paterna, Leonor Fernández de Torreblanca, casada con el licenciado Juan de Cervantes, el hijo de Rodrigo Díaz, era hija de Juan Díaz de Torreblanca, médico y cirujano, y de Isabel Fernández, cuyo padre fue el rico mercader Diego Martínez. Fueron hermanos de Leonor Torreblanca, Luis Martínez de Torreblanca, médico; Diego Martínez, sillero; Inés Fernández, que casó con un boticario genovés.
El padre de Miguel, Rodrigo de Cervantes, era un humilde cirujano que cambió frecuentemente de residencia y que en alguna ocasión fue encarcelado por deudas
Todas las profesiones citadas entre los antepasados paternos de Cervantes fueron características de los judíos y de los cristianos nuevos tras las persecuciones del siglo XV, las conversiones forzosas y la expulsión definitiva en 1492.
Tales oficios eran tachados de «infames», «viles» y «muy abatidos» como era el caso de trapero y prestamista.
Cuando el cristianismo se convirtió en la religión mayoritaria de Europa, los judíos fueron perseguidos regularmente. Hubo periodos de calma en que se los toleró, y periodos de persecución como durante las Cruzadas, en la Edad Media. En 1096, los judíos de Spira, Worms, Maguncia y Colonia, en Alemania, fueron masacrados a comienzos de la Cruzada. Otro ejemplo: El rey Felipe el Hermoso expulsó a los judíos de Francia en julio de 1336, sin olvidar confiscar sus bienes.
Tras 1096 se obligó a los judíos de Praga a concentrarse en un barrio amurallado, como consecuencia de la matanza de judíos a manos de los cruzados que se dirigían a la Primera Cruzada. La peste de 1348 incrementó los ataques antijudíos por toda Europa (Narbona, Carcasona, Saboya, Basilea) y con ellos las medidas de segregación
La
aljama era, pues, la junta de judíos o de moros en España durante la Edad
Media. También podía ser referida como morería, judería o incluso como la misma
sinagoga judía. Aparece ya con este significado en un poema de Gonzalo de
Berceo en fecha tan temprana como 1220.
Tanto los Cervantes como muchas otras familias con profesiones y orígenes similares procuraron desembarazarse de su pasado mediante una calculada estrategia de difuminación social. Intentaron mezclarse con los cristianos ranciosos y convertirse en hidalgos invirtiendo sus ganancias en censos y bienes raíces, o mediante el ejercicio de profesiones consideradas honrosas —ejército, administración, Iglesia, servicio en las casas nobles—, a fin de lograr que la cristiandad vieja, la nobleza, o ambas cosas, les fueran reconocidas
Así debe ocurre con el abuelo paterno de Cervantes, el licenciado Juan de Cervantes, quien, a lo largo de más de medio siglo de actividad profesional, actuó como abogado del real fisco de la Inquisición y, además de ocupar otros empleos de carácter oficial, fue teniente de corregidor en Alcalá, Córdoba y Cuenca, y desempeñó diversos cargos al servicio del conde de Ureña y de los duques de Sessa y del Infantado
Su hijo Rodrigo, padre de Miguel, no pudo estudiar leyes para abrirse paso en el mundo de la administración y la justicia a causa de su sordera, y tuvo que conformarse con ejercer de cirujano. A pesar de ello, en 1552, durante su estancia en Valladolid, Rodrigo pleiteó para que se le reconociera su condición de hidalgo, con lo que evitaba ser encarcelado por deudas
Cervantes añade a su primer apellido un «Saavedra», que nunca utilizaron sus mayores, o sustituirlo por los todavía más ilustres «Pimentel y Sotomayor», que a partir de cierta época usó habitualmente Magdalena de Cervantes, la hermana de Miguel, aunque si todo ello no venía acompañado de riqueza y un estatus digno, era de muy poca utilidad, y la memoria de aquel origen oscuro, muy difícil de borrar.
Tanto las hermanas de Miguel, Andrea y Magdalena, como su sobrina Constanza, habían andado en tratos amorosos con distintos caballeros, que al final las abandonaron tras resarcirlas con indemnizaciones sustanciosas; e Isabel de Saavedra, la hija natural del escritor, no tardaría en seguir los mismos pasos.
No eran unas pobres muchachas sin recursos, víctimas de la vileza de señores poderosos que las repudiaron tras haberlas seducido. Eran las conocidas como damas servidas o cortesanas: señoras de cierta categoría que, a diferencia de las prostitutas de la calle, contaban con un amante fijo que las mantenía, o recibían en su casa con alguna asiduidad a caballeros discretos y acaudalados
Tal vez ello explique por qué, a pesar de haber servido con lealtad a su rey como soldado y cautivo, Cervantes se vio postergado y desdeñado por la Corona, y tuvo que conformarse con un cargo de proveedor de la armada y otro de recaudador de contribuciones para ganarse la vida.
Los padres de Leonor Fernández de Torreblanca fueron
Isabel Fernández, hija de Juana Fernández y del mercader Diego Martínez, y su
esposo, el bachiller Juan Díaz de Torreblanca, médico y cirujano, hombre de
pocos escrúpulos, según la documentación, e hijo de Rodrigo Díaz de
Torreblanca, casado con María Alonso y esta casada luego en segundas nupcias con
el médico maestre Juan Sánchez, quien no fue mencionado por Astrana Marín en la
ascendencia de Miguel de Cervantes Saavedra.
Se observa que la familia Díaz de
Torreblanca ejercía con mucha frecuencia la profesión médica. Acaso eran judíos
conversos o es que eran sencillamente cristianos viejos bien acomodados
económicamente que profesaban una de las profesiones más respetadas y
prestigiosas del mundo.
Andrés de Ozaeta, en nombre de Rodrigo de Cervantes, pidió
que el licenciado Duarte de Acuña, teniente de corregidor en Madrid, mandase
hacer información de testigos, para establecer que Miguel de Cervantes
Saavedra, su hijo y de Leonor, era hijo legítimo suyo y de dicha su esposa,
y que ni él ni sus padres ni abuelos, ni los de su esposa, habían sido ni eran
ellos mismos moros, judíos, conversos ni reconciliados por el Santo Oficio de
la Inquisición ni por otra justicia de caso de infamia, antes habían sido y
eran muy buenos cristianos viejos. Este
día Rodrigo introdujo por testigo al alguacil de Madrid, Alonso Getino de
Guzmán, de edad de 36 años, más o menos, quien juró que era verdad todo lo que
había afirmado Rodrigo y que conocía a Rodrigo desde hace 8 años, hombre de
buena vida, casado con Leonor de Cortinas, habido por buen hidalgo y limpio de toda raíz.
…que sus padres no habían sido de casta de moro ni judíos, ni
tuvieron ninguna raza de ellos, y los tuvo por cristianos viejos, limpios desde sus
abuelos.
Es muy difícil probar que Catalina de Cabrera, esposa de
Ruy Díaz de Cervantes, éstos bisabuelos paternos de Cervantes, perteneciese
a la clase noble, ni tampoco que los Díaz
de Torreblanca proceden de ilustre linaje.
Diego
García de Salazar, bisabuelo materno de la esposa de Miguel de Cervantes,
Saavedra recomendó a sus hijos que no se emparentasen con los Quijadas.
Tenía Cervantes un probable origen judío? ¿Era cristiano viejo o nuevo? ¿A qué
casta pertenecía?
El mismo Cervantes por boca de
Sancho manifestó que: «cuando otra cosa no tuviera sino el creer,
como siempre creo, firme y verdaderamente en Dios y en todo aquello que tiene y
cree la Santa Iglesia Católica Romana, y el ser enemigo mortal, como lo soy, de
los judíos, debían los historiadores tener misericordia de mí y tratarme bien
en sus escritos».
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